Hoy hablaba con alguien sobre ese tópico en el mundo del arte de que está todo inventado y que ya no hay nada que sorprenda… Al final hemos llegado a la conclusión de que esa frase no es más que la excusa para aquellos a quienes les da pereza empezar algo nuevo, innovar y arriesgarse a marcar la diferencia.
El arte es mucho más que una pieza, un cuadro, un edificio… Arte es aquello que nos permite intuir que detrás hay un artista. Y eso es exactamente lo que nos sugiere Charles Pétillon en sus instalaciones efímeras en las que rellena con globos blancos espacios solitarios. Una casa sin habitantes, un coche huérfano o una cancha de basket desamparada son algunos de los escenarios en los que el autor francés ha querido fotografiar esta invasión de balones a modo de metáfora. “Es nuestra manera de ver las cosas lo que estoy intentando transformar y reactivar, y por lo tanto que sea posible ir más allá de la percepción práctica de la experiencia estética: una emoción visual » afirma Pétillon.
Espacios aparentemente inertes que cobran vida de un modo inusual. La quietud se vuelve movimiento y el silencio es alterado por aquello que creemos escuchar en cada imagen.