Toda materia, ser o proceso posee intrínsecamente un inicio y un final. Una trayectoria previamente impuesta, a veces sujeta a causalidades externas. Pero existe una concepción espiritual que aborda un ciclo interminable, un ciclo que apenas podemos verbalizar si no es por medio de un símbolo concreto. Esa representación es la que Marcantonio ha esculpido en el sofá Infinito, ofreciendo un atisbo de bucle para la firma italiana Natuzzi.
Natuzzi y la colección Circle of Harmony
Explorar la belleza desde distintos puntos, pero condensarla a través del mobiliario. Con la nueva colección Circle of Harmony, Natuzzi ha querido plantear un hilo conductor que se traduce en equilibrio y armonía. Para ello, ha contado con la colaboración de una ristra de diseñadores de prestigio, entre los que se encuentran—además de Marcantonio— Nika Zupanc, Claudio Bellini o Paola Navone. No es de extrañar que se haya llevado a cabo esta fusión entre la firma proveniente de Puglia y estos talentos, ya que desde Natuzzi consideran que la figura del diseñador es como la de “un auténtico poeta que interpreta historias mediante nuevas formas”.
El ADN de la marca está patente en los resultados, pero es la mezcolanza y la visión personal de cada uno de los creadores la que acaba bautizando las piezas que elaboran. La elegancia se bifurca en dos caminos compuestos por la esencia propia de Natuzzi y el método creativo individual. Camas, mesas, asientos modulares, lámparas, textiles o sofás, como el de Marcantonio, completan esta serie que busca ilustrar la perfección desde todos los ángulos y estilos.
Los muebles lúdicos de Marcantonio
No es la primera incursión de Marcantonio en el mundo del diseño. Su capacidad como escultor le ha valido para sumergirse en esta rama artística que tanto aclama su trabajo. Se identifica en él una curiosa obsesión zoomórfica, una necesidad de asalvajar los útiles diarios. El catálogo de Qeeboo se llena de sus animales, sus Turtles Carry cargan con el peso de la rutina y sus Giraffes in love alumbran las estancias. Algo similar sucede con sus productos para Seletti.
Sin embargo, en otros márgenes la naturaleza irrumpe, la madera se torna rama y todo regresa al origen. Asiste la herencia de los Animales domésticos de Branzi en sus taburetes Revenge of beauty, su silla Branches and fur o su cómoda Memory of branches. Aunque lejos del idioma de los bosques, existen piezas que pueden dialogar y entenderse. Ocurre con Porca Miseria! del genio Maurer y la chandelier Variety. Desde la catástrofe y la destrucción de una luminaria, se acude a la aglomeración y al abigarramiento de la otra. Era obvio que sus referentes iban a estar entre los padres del antidiseño y la perspectiva visionaria. La diversión de la estética de Marcantonio consiste en mantener la poesía, cuidar la impureza y mostrar una estela repleta de imaginación.
El sofá Infinito, un símbolo de poder
En su intervención para Natuzzi, el rasgo lúdico queda sumergido. No se palpa la intención de sorprender desde lo excéntrico, sino desde el asombro ante lo abstracto. Materializar el infinito es precisamente modelar lo imposible. ¿Cómo se traza el espíritu del sello italiano sobre un volumen que emula la unión entre lo humano y lo divino? A través de la resolución de las premisas se comprende: el equilibrio se ubica en la continuidad de sus partes, la armonía en la convergencia entre forma y función y la belleza se refleja en la tridimensionalidad escultórica
Una estructura tubular de metal define su armazón, mientras que queda revestida por un acolchado elástico de poliuretano. Para el tapizado, se ha empleado un tejido de lana de alta calidad y PES reciclado del estudio holandés BYBORRE. Conocido como agua, este imita las olas del mediterráneo, transmitiendo la fiereza de su ritmo en las ondulaciones. El emplazamiento del mueble en cualquier ambiente rompe la monotonía y convierte este símbolo en un signo de comodidad.
Infinito es asiento, pero también respaldo, es sofá, pero también obra de arte. Habita un movimiento silencioso, aunque no podamos atisbarlo. Hay un cambio perpetuo, algo cotidiano en su repetición o, quizás, “una agradable circularidad donde muchas personas pueden estar juntas y abrazarse” hasta que el bucle, algún día, llegue a su fin.