Una casa árbol que no vuela, enigmática, humilde, de artesanía fina. Así se percibe esta singular protovivienda de Torsten Ottesjö, el arquitecto sueco que apuesta por la experimentación y funcionalidad de los espacios. Analítico con el lenguaje corporal, Ottesjö logra minimizar su arquitectura y mimetizarla con el entorno que la envuelve. ¿Cómo de pequeña puede ser una habitación? ¿Cómo te mueves por ella y en su medio? En definitiva, ¿qué volumen necesitas para vivir? Nuestras acciones se desarrollan en tres dimensiones físicas, y no estrictamente lineales rectas, tal como parecen sugerir las formas que modela el creador. Lejos de producir una casa-caja, éste adapta el edificio a la piel de quien se aposenta en él.
HUS-1, abre junto con la casa gallinero HÖNSHUS-1, y KLOSTER la serie de arquitectura biomórfica del autor. Ubicada en la costa oeste de Suecia, y bajo un clima oceánico, se muestra descendiente de las figuras orgánicas de Asplund, y Aalto. Más que de la naturaleza, conceptualmente el proyecto parece surgir de la abstracción técnica de lo humano. Su desarrollo gira en torno al hombre, su comportamiento, y sensibilidad. Las estructuras vegetales inspiran la construcción y apariencia de la vivienda. Un estilo ligero y personalizado, que trasciende a lo emocional.
La configuración espacial, la disposición de cada elemento estructural y constructivo son determinantes para obtener el resultado CASA. En viviendas de pequeño volumen se estudia extremadamente el detalle, pues cualquier componente tiene un impacto mayor. HUS-1 es un proyecto XS, diseñado a medida para satisfacer las necesidades de dos habitantes a lo largo del año. El interior es blando, arropa. A primera vista se intuye espontáneo, pero en realidad, cada pieza parece estar en su sitio. Ottesjö desarrolla el programa en un área de 25 m², propone un espacio-gruta escalonado y curvo para contrarrestar la pequeña superficie. Las actividades se articulan en tres niveles; la zona más elevada es la entrada y almacenaje, seguida del espacio íntimo, hasta bajar un par de peldaños a la cocina y al lugar de trabajo.
[vimeo clip_id=»31952572″ width=»620″ height=»»]Sin planta, sólo cerramiento. El pavimento es el trayecto, y sirve de apoyo a determinados elementos del mobiliario. La cubierta es también pared y toca el suelo; alberga el equipamiento interior. Su estructura atiende a un patrón convexo de láminas de madera, y es la que da forma a la vivienda. Esta geometría favorece la evacuación del agua de lluvia, a la vez que genera una superficie cóncava interior en la que acurrucarse. El acabado exterior se presenta como la corteza del tronco de un árbol que se dobla hasta casi cerrarse. Los planos verticales transcriben la anatomía de dos hojas por las que pasa la luz y se acceden al interior: limbos de vidrio como ventanas y puertas, nervaduras que se transforman en carpinterías, y un ápice que es cumbrera. A modo de raíces metálicas nace la cimentación de la zona comedor. Éstas perforan la roca del lugar anclando la vivienda al terreno, elevando el acceso exterior de plataformas de madera, y haciendo de él un escenario a cielo abierto.
El arquitecto acata ser un zarandeador de sombras en movimiento, que pasan a ser materia. HUS-1 es móvil, de madera, y vidrio. Su obra se equilibra con el territorio y se aproxima a él. Cálida, dinámica, de andar descalza. CASA-1 es un techo bajo el que guarecerte, un espacio para encontrarte contigo mismo y a la vez perderte en el paisaje. No es extraño descubrir que la manera de vivirla es de paso. Una vivienda mínima o máxima, según se habite.
Vista la web de Torsten Ottesjö