Hiperrealismo king size. Ron Mueck en la Fundación Cartier de París

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El escultor australiano Ron Mueck expone hasta el 5 de noviembre algunas de las esculturas hiperrealistas más icónicas de su carrera —junto a otras inéditas— en la Fundación Cartier de París. Es la tercera muestra dedicada a Mueck hasta la fecha en esta institución, con la que perpetúa el diálogo iniciado en 2005 con este artista, cuyas obras son tan raras como aplaudidas y reflexivas.

Mass de Ron Mueck: cabeza de cartel de la exposición

Las piezas de Ron Mueck —profundamente misteriosas a la vez que extremadamente realistas— transitan del sueño a lo real, invitándonos a confrontar nuestra relación con el cuerpo y la existencia. Por su escala y construcción, la instalación monumental Mass ha supuesto un hito en la trayectoria de Mueck. Encargada por la Galería Nacional de Victoria (Melbourne, Australia) en 2017, es su obra más colosal. Compuesta por 100 cráneos humanos gigantescos, Mueck reconfigura Mass una y otra vez para adaptarla a cada espacio expositivo al que es invitado. De este modo, Mass se distancia de sus producciones anteriores, que siempre habían representado a seres humanos.

Hiperrealismo, Fundación Cartier, Ron Mueck
Mass. Ron Mueck. Hiperrealismo en la Fundación Cartier de París. Foto: @paconeumann

El título por sí solo da una idea de la polisemia. La palabra inglesa «mass» —que significa “cúmulo”, “gran cantidad” o, también, “masa”— es interpretada a su manera por cada visitante. La propia iconografía de la calavera es ambigua. Aunque la historia del arte la asocia a la brevedad de la vida humana, también es omnipresente en la cultura popular. Como dice el artista: «El cráneo humano es un objeto complejo, un icono gráfico poderoso e inmediatamente reconocible. Familiar y extraño al mismo tiempo, repele tanto como intriga. Es imposible ignorarlo, capta inconscientemente nuestra atención». Igual que el resto de sus creaciones, Mass desafía una explicación unívoca; su ambigüedad intrínseca invita al espectador a reaccionar —y a reflexionar— según su propia sensibilidad.

Hiperrealismo, Fundación Cartier, Ron Mueck
Baby. Ron Mueck. Hiperrealismo en la Fundación Cartier de París. Foto: @paconeumann

Tres obras de hiperrealismo emblemáticas y dos inéditas

Tres obras clave de principios del milenio también forman parte de la exhibición. Para Baby (2000) —una diminuta efigie de un recién nacido—, Mueck tomó de modelo una foto de un libro de medicina. Al invertir la imagen original y colgar la escultura en la pared como un crucifijo, el australiano la enseña como un icono religioso un tanto hilarante.

Hiperrealismo, Fundación Cartier, Ron Mueck
A Man in a Boat. Ron Mueck. Hiperrealismo en la Fundación Cartier de París. Foto: @paconeumann

Man in a Boat (2002) designa una escena aparentemente misteriosa. Un hombre cuyos brazos ocultan su desnudez está sentado en la proa de una barca, inclinado hacia delante con una mirada ensimismada e indescifrable. Como ocurre a menudo con Ron Mueck, esta figura parece «replegarse o derivar hacia estados interiores casi inaccesibles para nosotros», dice el crítico de arte Justin Paton. Al igual que en casi todas las piezas, la iluminación ligera de cada sala juega un rol protagonista que acentúa magistralmente esa teatralidad pretendida por el autor.

Hiperrealismo, Fundación Cartier, Ron Mueck
A Girl. Ron Mueck. Hiperrealismo en la Fundación Cartier de París. Foto: @paconeumann

En A Girl (2006), nos topamos cara a cara con un gigantesco neonato, que observa por primera vez al mundo poco después del parto: restos de sangre, cordón umbilical intacto… Mueck ha jugado con una distorsión asombrosa de la escala para eludir tanto el milagro como el calvario del nacimiento. En un marcado contraste con la instalación Mass, que evoca el cuerpo post mortem, este minucioso retrato de los primeros momentos de la vida atrae la atención con intensidad renovada.

Hiperrealismo, Fundación Cartier, Ron Mueck
A Girl. Ron Mueck. Hiperrealismo en la Fundación Cartier de París. Foto: @paconeumann

Finalizada recientemente,Untitled (Three Dogs) encarna a tres animales iracundos cuya rabia parece aproximarse lentamente a su punto de ebullición. La luz etérea que potencia la tensión resta, al mismo tiempo, relevancia a los detalles superficiales de los canes. Lo curioso es que el impacto inicial no se difumina a medida que nos acercamos y rodeamos a estos perros descomunales; la hipnosis se enfatiza y el magnetismo es total. La muestra se completa con This Little Piggy. En ella, Mueck permite a su público ver por primera vez una creación inacabada. El énfasis parece recaer en el movimiento general y en la dinámica de una estampa de grupo en contacto corporal.

Hiperrealismo, Fundación Cartier, Ron Mueck
Untitle. Three Dogs. Ron Mueck. Hiperrealismo en la Fundación Cartier de París. Foto: @paconeumann

La escultura inmersiva de Ron Mueck

En cierto modo, Ron Mueck siempre ha sumergido a los visitantes en experiencias inmersivas. Mueck es un genio de la representación figurativa. Su conocimiento de la anatomía y su extraordinaria habilidad técnica son indiscutibles. Su realismo impregnado de artificio se aprecia en sus proporciones poco convencionales, en sus posturas, en sus escenarios surrealistas, en su sutil ironía…

Hiperrealismo, Fundación Cartier, Ron Mueck
Mass. Ron Mueck. Hiperrealismo en la Fundación Cartier de París. Foto: @paconeumann

Sus esculturas de silicona, fibra de vidrio y acrílico han pasado de reproducir fielmente el cuerpo humano a experimentar con la ambigüedad y la introspección. Para desmarcarse del naturalismo banal, sus criaturas tienden a ser narrativas, teatrales, líricas… En definitiva: auténticos personajes psicológicos que estimulan la especulación.

Hiperrealismo, Fundación Cartier, Ron Mueck
This Little Piggy. Ron Mueck. Hiperrealismo en la Fundación Cartier de París. Foto: @paconeumann

En este enlace puedes leer sobre otras exposiciones en la Fundación Cartier.

¿Quién es Ron Mueck?

Ron Mueck (1958, Melbourne) ha desarrollado una obra que toca lo universal y renueva profundamente la escultura contemporánea. Crea piezas de dimensiones sorprendentes, impregnadas de una inquietante extrañeza. Tarda meses, y a veces años, en finalizar cada una de sus esculturas. En poco más de 25 años, ha completado 48 obras. Sus padres eran fabricantes de juguetes, lo cual ha influido de alguna manera en su arte. Siendo muy joven trabajó como marionetista en Los Teleñecos y Barrio Sésamo. Después incursionó en la publicidad, donde confeccionó sus primeras esculturas hiperrealistas a fin de fotografiarlas. Su pericia técnica es incuestionable.

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