Los restaurantes y bares del evento madrileño del interiorismo Casa Decor suelen ser con frecuencia las propuestas más jugosas de este evento clásico de la decoración madrileña que, en general, tiende a acostarse mullidamente en las líneas de menor resistencia del oficio.
El bar de Casa Decor 2020 —abruptamente interrumpida por la pandemia, como tantas cosas— corre por cuenta del Grupo Alvic, fabricante de paneles de acabado primoroso que Héctor Ruiz Velázquez lleva mucho más allá de su condición de revestimiento sin traicionar su alta cualidad como superficie.
Héctor Ruiz Velázquez lleva ya muchos años practicando estas alquimias en sus interiores: lugares de geometría angulosa convertidos en amenos paisajes orgánicos, con materiales que desafían sus límites y sus expectativas utilizados de manera temática. No es extraño que tantas empresas le confíen sus stands feriales y espacios corporativos.
La instalación, que coloniza un área rectangular cerrada con bóvedas cerámicas, se divide en tres ámbitos: un pasillo de acceso, una barra lateral bajo una arquería asimétrica y una retícula modular que en el estudio llaman comedor o refectorio. Todos los elementos verticales están construidos con paneles de MDF Luxe Plus azul índigo de Alvic con acabado brillante. Los módulos del refectorio conforman dos hileras de cubículos semicirculares contrapuestos, donde los tableros forman tanto las superficies horizontales como las divisiones. Esta disposición tan compartimentada en planta procura una experiencia espacial y visual completamente abierta: un festival de vistas a través, una sinfonía de óculos que permiten verlo todo desde todas partes y que cada imagen sea tan diferente como sorprendente.
Desde el estudio apuntan dos claves: la idea de caleidoscopio y la del kirigami, el arte japonés del papel recortado. Las imágenes reverberan hasta el infinito en la prístina limpieza de la superficie pulida: un efecto de paralaje reforzado por la estratégica instalación de espejos en la retrobarra y en los tramos de techo entre arcos y módulos. La Visiona de Colonia de Verner Panton viene inmediatamente a la mente en ese aire de organicismo futurista, muy años setenta, con el que Ruiz Velázquez desafía saludablemente el imperio de las tendencias. Y que tan desprejuiciadamente mezcla con la cabeza de maniquí inspirada en Malevich, que funge en el acceso del bar como feliz muestrario de acabados. En los caminos del más con menos, los festines no están prohibidos.