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En cada proyecto de UNStudio se repite el mismo denominador: una suma perfecta de equilibrio, fluidez y pureza. Son rasgos obtenidos a través de la estrecha colaboración entre sus delegaciones de Amsterdam, Hong Kong y Shanghai al abordar nuevos trabajos que, enfocados así desde diversas perspectivas, acaban siempre materializándose en un estilo reconocible y muy personal. Es la arquitectura de los volúmenes nacidos de la observación del relieve natural y de su correspondiente conversión en curvas de nivel que flotan, suben, descienden, se retuercen y giran como ríos de nieve en danza con su entorno.

Haus am Weinberg. Stuttgart. UNStudio

La vivienda unifamiliar Haus am Weinberg se encuentra en un suburbio de Stuttgart conocido por su doble uso como paisaje urbano y rural. Esta combinación de producción agrícola con área residencial, de skyline propio de tradicional ciudad europea con la orografía aterrazada de un antiguo viñedo, fue la chispa que originó y guió la totalidad del proyecto. La estructura arquitectónica nacería de su entorno y no de una abstracción independiente del medio. Y esa conexión, ese diálogo entre paisaje y edificación, daría prioridad, por un lado, a los espacios abiertos desde el interior como vía de entrada de imágenes y de luz solar directa y, por el otro, a la reproducción de los giros, desniveles e inclinaciones del terreno.

Haus am Weinberg. Stuttgart. UNStudio

Haus am Weinberg. Stuttgart. UNStudio

En el fondo, Haus am Weinberg potencia una manera de vivir que busca la recuperación del vínculo con la tierra perdido en el día a día. Supone un rescate de la percepción real de nuestro entorno más allá de las paredes de una casa, o incluso desde dentro de ella, mediante formas que se contorsionan siguiendo la geometría natural del exterior. No es más que una manera de hacer las cosas tratando de aprovechar lo que nos precede, tomando el medio, aquello que estaba ahí antes de nuestra intervención, como un aliado y no como una presencia amenazante de la que es aconsejable defenderse a base de estructuras búnker que nada tienen que ver con la realidad circundante en la que se asientan.

Por eso los 618 m2 de vivienda, distribuidos en tres plantas, cada una con su morfología específica, se han coronado con un tejado en movimiento, cuya línea de inclinación reproduce y continúa, casi fotográficamente, la ladera sobre la que se levanta la construcción. Siguiendo el mismo discurso, fachadas y huecos al exterior se han derivado directamente de la montaña vecina provocando una integración orográfica. Y lo mismo sucede con las terrazas donde crecen los viñedos, también dibujadas en la volumetría general del edificio marcando un baile armonioso de planos horizontales e inclinados.

Haus am Weinberg. Stuttgart. UNStudio

Para acentuar la percepción del paisaje, se ha recurrido a una estructura de hormigón sustentada únicamente por los huecos de los ascensores, dos pilares y una columna interior. Este recurso ha permitido, a través de grandes volúmenes casi suspendidos en el aire, mantener las cuatro esquinas de la casa libres de columnas con impresionantes superficies acristaladas de suelo a techo, que dejan abierto el acceso de la luz solar hasta el último rincón. A través de ellas se han incorporado las vistas del viñedo por uno de los lados, y las de la ciudad por el otro. Urbe y campo transformados en escenografía privada.

Haus am Weinberg. Stuttgart. UNStudio

El interior se traduce en una sucesión de espacios y atmósferas deslumbrantes que fluyen siguiendo la trayectoria natural del sol y del relieve del terreno en movimientos suaves, casi deslizantes, alrededor de una escalera central dominada por la fuerza fluida del giro. Ese gesto curvado y a su vez apacible conviviendo con la pureza de la recta, vuelve a sugerirnos, en un lenguaje geométrico, el modelado topográfico del paisaje. La sensación transmitida tiene que ver con el comportamiento de un líquido al que se intenta encauzar o dirigir. En este caso, es la escalera quien realiza esta función canalizadora a través de curvas que van enlazando y distribuyendo a su paso las distintas zonas en cada piso, según su uso o grado de privacidad. En la planta baja se localizan el salón, la cocina y el comedor con un espectacular acristalamiento a doble altura abierto hacia el viñedo. Los niveles superiores se han reservado para estancias que requieren más intimidad, como los dormitorios o las áreas de wellness.

Haus am Weinberg. Stuttgart. UNStudio

Toda esta claridad en movimiento, acentuada mediante unos materiales como el roble de los suelos, la piedra natural o los muros cubiertos de estucos con incrustaciones de pequeños fragmentos de piedras brillantes, contrasta y convive con un corazón oculto. Es la habitación central o el núcleo de la casa, donde se expone una impactante colección de trofeos de caza. Los techos y paredes son aquí de paneles de madera oscura tratados acústicamente para el disfrute de la música sin interferencias y en las mismas condiciones que un estudio de grabación profesional. Es la cueva íntima de usos múltiples, a modo de caja negra perfectamente aislada del mundo, donde el propietario encuentra una parte de su identidad, al margen del halo ligero y dinámico del resto de la vivienda. Según los arquitectos se podría definir como un lugar de “música, convivencia masculina y caza”.

Haus am Weinberg. Stuttgart. UNStudio

Haus am Weinberg. Stuttgart. UNStudio

Para el diseño paisajístico, UNStudio ha tratado geométricamente los alrededores como un gran lienzo verde donde un artista hubiera continuado, a gestos de lápiz, las rectas nacidas de los suelos y paredes de la casa. Las figuras y dibujos, surgidos casi al azar de esta acción e interacción de trazos, son la base sobre la que se han establecido las distintas plantaciones, los usos y los caminos que permiten desplazarse, de un modo práctico y a su vez placentero, entre ellas.

Haus am Weinberg, Stuttgart. UNStudio

En realidad, en este proyecto todo comienza y acaba en el entorno. El paisaje marca líneas a través de su relieve que enganchan y determinan los volúmenes de la arquitectura haciendo que esta, a su vez, devuelva el mismo esquema al terreno circundante. Al igual que Encuentros en la tercera fase, una melodía, unas formas sólidas, se repiten en ambos sentidos dando como resultado la comunicación y el enriquecimiento mutuo. Haus am Weinberg es el perfecto ejemplo de composición nacida del diálogo entre lo diverso: muros y tierra, construcción y territorio… hablando el mismo lenguaje dentro de una gran partitura habitable en clave de sol y a ritmo de twist.

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