G Collection. Muebles de resina por Niko Koronis

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Niko Koronis, diseñador afincando en Milán, investiga el potencial de la resina y sus juegos de luz con la serie de muebles G Collection.  Formado en arquitectura por la Universidad de Gales y en diseño por la Domus Academy, Niko Koronis utiliza con maestría las herramientas y recursos de cada una de estas disciplinas. En este caso, miramos a un conjunto que con solo cuatro objetos nos lleva al universo de Carlo Scarpa, arquitecto veneciano con una fuerte influencia japonesa.

Muebles de resina G Collection Niko Koronis

Maestro de la experimentación con las superficies y las formas geométricas, Scarpa es conocido por utilizar el agua como un elemento más. En cierta forma, la resina ha permitido a Niko Koronis ese mismo juego en G Collection: cada pieza actúa con los matices orgánicos de un componente poco común en la producción industrial, y los colores se intensifican o se vuelven más transparentes en función del espesor y de la luz. El cromatismo azul verdoso nos recuerda a la intensa tonalidad de las aguas de Venecia durante el confinamiento, que, por primera vez desde que mi generación tiene memoria, lucían limpias y transparentes.

G Collection Niko Koronis
Muebles de resina. Niko Koronis

El cromatismo azul verdoso nos recuerda a la intensa tonalidad de las aguas de Venecia durante el confinamiento

La colección de muebles de resina G Collection recoge el gusto por los ángulos rectos y afilados y las líneas gráficas de Scarpa. No podemos no recordar los Candy Cubes de Sabine Marcelis, también realizados en resina, cuya paleta de colores evoca sabores dulces que nos hacen salivar. Con sus verdes y azules, Koronis también nos hace pensar en pastillas de jabón, en el olor fresco y limpio a barbería y, por un momento, nos imaginamos que sus obras fueran esculturas de jabón talladas con sumo cuidado. Muebles que desaparecerían fundidos en la Laguna en caso de acqua alta.

Niko Koronis G Collection

El trabajo con resina no fue fácil: meses de prototipos, de pruebas y errores hasta que, finalmente, la producción pudo llevarse a cabo gracias a la técnica depurada de un artesano holandés, cuenta Koronis. La consola requirió más de 400 litros de resina, que tuvo que ser moldeada en capas de cierto grosor durante un período de tiempo específico. «Incluso el más mínimo error puede tener un efecto negativo y obligarnos a descartar toda la pieza y empezar de cero».

Niko Koronis

La elaboración manual sigue teniendo su encanto y también sus desventajas, pero la idea de Koronis en todo momento era conseguir una sensación natural y viva en un material artificial. Algo difícil si se hubiera decantado por la fabricación en serie, pues lo artesanal siempre mantiene esa aura de cariño y de atención, del privilegio de ser algo único. Un objeto hecho a mano tiene una identidad propia oculta en su ADN que no comparte con nadie. Un poco como la propia Venecia.

Visita la web de Niko Koronis

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