Gracias a su visión sostenible con el medioambiente, a la practicidad de sus productos y a su proyección internacional, la firma valenciana de luminarias LZF Lamps se alza con el Premio Nacional de Diseño 2020—otorgado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades— en la categoría de “Empresa”. Un merecido reconocimiento a su implacable trayectoria y a su trabajo en pos de la mejora de la calidad de vida de las personas.
Permanecer y no querer irse, ya sea por impulso propio o por algún agente externo a nuestra razón. La primera vez que se recoge una mención al respecto es en la Odisea homérica, donde se detalla cómo aquellos que visitaban la isla de los Lotófagos no eran capaces de abandonarla tras ingerir una misteriosa flor. Resulta curioso que, lejos de mitos clásicos, las estancias iluminadas por las creaciones de Mariví Calvo y Sandro Tothil puedan generar una sensación similar en quienes se adentran en ellas.
“Hay algo especial en ver el alma de la madera a través de la luz, no entendemos la luz sin ella y lo maravillosamente cálidas que son juntas”. Mariví Calvo y Sandro Tothil
El tándem empresarial que forma LZF Lamps, con sede actual en Chiva (Valencia), comenzó su andadura de manera humilde en 1994 bajo el nombre de Luzifer Lamp, pero con un espíritu que aún conserva. Ahora, con 25 años de recorrido y 35 distinciones a sus espaldas—como el Premio Nacional de Artesanía (2011)—, la empresa sigue manteniendo la lealtad que siente por los valores de innovación, creatividad y compromiso medioambiental. Cada una de sus obras exhibe ese leitmotiv que las hace tan populares: la intersección entre diseño y artesanía, el diálogo entre tecnología y tradición. Recibir el Premio Nacional de Diseño 2020 refuerza, sin duda, la transversalidad que los identifica, ya que LZF Lamps no es solo una marca, sino un espacio de experimentación y arte.
Fieles al binomio madera-luz, las lámparas de LZF Lamps penden y reposan en los lugares más emblemáticos, llevando un resplandor a los rincones del mundo donde antes no había nada. “Hay algo especial en ver el alma de la madera a través de la luz, no entendemos la luz sin ella y lo maravillosamente cálidas que son juntas”, apunta el dúo fundador. Sus formas orgánicas y geométricas aportan empatía y hacen de cualquier sala un escenario para las emociones; de ahí que cuelguen de restaurantes, hoteles, sedes de trabajo, hospitales o la intimidad de los hogares.
Su proceso artesanal, basado en el uso de su patente Timberlite (2001), o la inclusión del vidrio soplado en sus nuevas colecciones se fusiona con la incorporación de novedades tecnológicas que respetan el diseño ecológico. Asimismo, como una plataforma para nuevos talentos, la compañía apuesta por la colaboración con estudios de renombre y jóvenes promesas del panorama nacional e internacional. La búsqueda del equilibrio entre estética y técnica ha dado trabajos como Maruja, en unión con Gazpacho Studio, Candelabro, de Mariví Calvo, o la famosa Kogoi, junto a Inocuo The Sign.
“La luz en un determinado momento lo es todo”, dicen desde LZF Lamps, por eso sus piezas convierten la iluminación en parte protagonista dentro del entorno arquitectónico. Inmersos en los ambientes que crean y en la magia de su narración lumínica, transforman a cualquiera en un lotófago que espera ir hacia esa lámpara que se enciende desde el fondo y promete una nueva realidad, más amable y sostenible, para alejarnos del mundanal ruido de la vida.
Desde ROOM Diseño les damos la enhorabuena por ganar el Premio Nacional de Diseño 2020
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