Un proceso ligeramente violento e inquietante de transformación, extravío y disfunción de las cosas». Así define su trabajo Fabian Bürgy, un artista suizo que desarrolla escultura conceptual con las que investiga la estética de los materiales en situaciones escénicas inesperadas.
Escultura, instalación e imagen digital. Estas son las disciplinas en las que se mueve Fabian Bürgy. Nacido en Murten (Suiza) en 1980, hemos charlado con él para desgranar una trayectoria muy meditada donde el diseño, el objeto y lo cotidiano se mezclan de forma inquietante e incluso violenta. Lejos del foco mediático de los grandes centros artísticos, trabaja y vive en Meyriez, una pequeña comuna suiza de algo más de quinientos habitantes en el cantón de Friburgo. Desde allí elabora lo que el mismo Bürgy define como minimalismo conceptual.
Fabian Bürgy.- Mi proceso creativo comienza con la observación de mí mismo y de mi vida cotidiana: la naturaleza, la gente, el mundo en sí. De ahí tomo mis ideas. Trato de coleccionar impresiones y reflejar pensamientos, objetos y momentos, y esto puede ocurrir independientemente de cualquier entorno cultural. No depende de ningún ambiente urbano o del estímulo externo que puede encontrarse en las grandes ciudades. Por ello, la ubicación geográfica no es tan importante. Hasta consideraría que el hecho de no vivir en una gran urbe es una ventaja. Me permite aislarme de un exceso de civilización.
En su producción caben destacar los materiales de los que se vale. Hormigón, sacos, piedras, metal o pintura que en su esencialidad cobran una fuerza brutal y perturbadora a través de una poética que juega al encuentro aleatorio de elementos. A este aspecto hay que sumar otra característica formal: el blanco y el negro con los que Bürgy suele envolver todas sus propuestas.
F.B.- En realidad, lo que hago no está basado en el material, este es tan solo el medio. Generalmente empiezo con un pensamiento y luego voy decidiendo sobre qué soporte lo desarrollaré. El hormigón y la piedra tienen una apariencia apabullante. Son versátiles y duraderos. Pueden tomar casi cualquier forma y resistir a las influencias externas. No son complicados de manejar y tienen un bajo costo. Estos son atributos idóneos para crear y explorar mis ideas. Mi origen está en la escultura en piedra y me mantengo fiel a esto. En relación conmigo como persona, estos materiales tienen unos rasgos a los que yo aspiro, en los que quiero convertirme: versátil y duradero, resistente a las influencias externas.
ROOM Diseño.- ¿Tan directa es la relación entre tu trayectoria y tu biografía?
F.B.- Mi obra evoluciona alrededor de mí como una personalidad. Y yo evoluciono con mi obra porque reflejo mi vida en ella. Es como soy, como me siento.
La esencia de las cosas
En relación a su proceso creativo, Bürgy suele preguntarse sobre la historia de los objetos que utiliza, sobre lo que podrían sentir si tuvieran alma; y a partir de aquí va poniendo en marcha todo su discurso. Por esto, la transformación o la metamorfosis son importantes en su trabajo y conllevan un fuerte contraste y conflicto. ¿De dónde surgen estos aspectos?
F.B.- Estoy fascinado con el emplazamiento erróneo de las cosas. Una nube no tiene nada que hacer en un espacio cerrado. Una grieta en el suelo está en el lugar opuesto de nuestra común percepción de la estética. Es aquí donde me muevo: en el límite del entendimiento, en medio de condiciones extremas.
R.D.- ¿Es por esto por lo que te interesa el espacio aséptico de las galerías?
F.B.- El entorno del cubo blanco es un ambiente perfecto y neutral: permite al espectador enfocarse en la obra misma sin demasiadas distracciones visuales y crea una situación comunicativa que da valor a cada nueva creación. Aparte, mis piezas son básicamente negras, grises y blancas. Mientras menos color necesite, más fuerte tiende a ser la idea. Todo gira alrededor del foco y la reducción: usando lo mínimo para poder lograr lo máximo y llegar así a la esencia de las cosas.
R.D.- En este sentido, llevas a cabo un diálogo de opuestos que tienden a encontrarse. ¿Cómo resuelves esta relación de elementos enfrentados?
F.B.- Soy un observador fascinado por los extremos. En la naturaleza se puede observar que todo está construido de manera bipolar. Día y noche, caliente y frío, nacimiento y muerte, felicidad y tristeza… Cada extremo necesita del otro y se conecta en algún punto con él. Esto es básicamente lo que me fascina porque todavía no lo entiendo. Y es sobre lo que trata mi arte. De las cosas que no comprendo. Trato de encontrar conexiones donde obviamente no existen, combinaciones de objetos imposibles que se volvieron obvios. Entonces, y solo entonces, muchas cosas empiezan a tener sentido.
Influencias y mundos contemporáneos
Los carpinteros, Monica Bonvicini o Arne Quinze son artistas muy dispares con los que podríamos emparentar a Bürgy, ya sea por el tipo de materiales o por la propia morfología de las propuestas. Sin embargo, a la hora de ubicarse, Fabian no reconoce ninguna referencia, en un intento de mantener su filosofía creativa fuera de influencias externas.
F.B.- Trato de no tener ninguna fuente. Si lo hiciera, mis creaciones se volverían copias. Amo a los viejos maestros como Hieronymus Bosch y Brueghel. Pero con respecto al arte contemporáneo, trato de no mirar alrededor. Evito de algún modo la “escena del arte”. Por supuesto que sigo a creadores jóvenes como Jenny Brosinski, Lucas Simoes, Mariann Imre y otros. Probablemente todos formemos parte de un mismo movimiento que no tiene nombre todavía, y que trabaja sobre los mismos interrogantes.
R.D.- Sin embargo, su minimalismo conceptual sí que podemos conectarlo con la tradición artística de su país por su marcada tendencia a lo esencial, a lo mínimo, a lo sencillo.
F.B.- Creo que hay una explicación razonable sobre por qué la cultura suiza y sus gentes son buenos creando un cierto lenguaje estético que prospera con la reducción. En un país con largos inviernos, poca superficie y recursos naturales muy limitados se necesita pensar en cómo sobrevivir a las necesidades. Creo que existe una conexión con esto y esa imagen de pueblo constante y ordenado. Esto es aplicado a industrias como la relojería o el turismo. Si se transfieren estos valores al proceso artístico, la simplicidad minimalista y la reducción se escenifican. Grandes nombres como Alberto Giacometti, Max Bill o Peter Zumthor, entre otros, han contribuido a esa percepción del arte suizo.
Presente y futuro
Hasta el pasado 5 de marzo Fabian Bürgy ha estado exponiendo en una galería durante la Miami Art Basel. Para 2018, su meta es hacer una gran exhibición y seguir ampliando el campo de acción de su discurso. Porque para este escultor el verdadero arte nunca debe tener miedo de usar las herramientas de su tiempo. Tal vez por eso esté interesado en escribir una serie de cortos cinematográficos donde narrativa, música e imagen le sirvan poder adentrarse en historias “de una forma profunda y compleja”, en un intento quizá de acentuar la inmaterialidad del arte.
F.B.- El arte contemporáneo no tiene ya la necesidad de tener una existencia corpórea. El mundo digital es parte de nuestra cultura diaria y el arte debería expresarlo: mostrar la actualidad de la cultura y reflejar o anticipar los problemas que puedan generarse. Los tiempos en los que vivimos están justo en el límite de un cambio masivo hacia la virtualidad. Por lo que la definición de real e irreal es imposible. ¿Dirías que un pensamiento en tu cerebro es irreal porque no puedes tocarlo? ¿O que una pintura es más verdadera que una imagen digital porque fue creada con pinceles y pigmentos en lugar de software? ¿Eres la misma persona en la vida real que en tus perfiles sociales? ¿O es esta última una representación imaginativa de cómo quieres ser percibido?
En definitiva, preguntas que son el epicentro del trabajo de este artista que cerraba nuestra conversación comentado que “aunque estoy en el arte desde hace muchos años, siento realmente que acabo de empezar. Lo mejor aún está por llegar”. Y no lo dudamos. En cada nueva colección, en cada nueva pieza, nadie queda inmune a su destreza. |
