Que el mundo que nos rodea está diseñado es una verdad tan grande como una casa. Como una casa que también ha sido diseñada. En la exposición ¡Funciono! porque soy así, ha hecho un viaje en el tiempo y he sido espectador de la historia que envuelve a los diseños de la Colección Pérez de Albéniz-Bergasa: una selección de objetos cotidianos, estos con los que el día a día es más fácil, acompañados de dibujos que intentan contarnos por qué son como son. En esta muestra, se pone en valor la labor creativa del hombre y la evolución del mundo orgánicamente artificial en el que vivimos. A través del diseño, nos hemos adaptado al entorno y hemos progresado como especie.
La naturaleza ha servido de inspiración para esta disciplina. Gran parte de las invenciones del hombre son el resultado de la observación y la adaptación a sus circunstancias para asegurarse la supervivencia. Con extremidades de todos los tamaños, pieles variopintas y gran variedad de formas colores y texturas, las criaturas se abren paso en el mundo donde viven.
Una de las maneras efectivas que he encontrado para compartir, con conocidos y amigos, la relevancia de los objetos en nuestra vida y que el diseño es lo que nos hace civilizados, son las analogías con la naturaleza. La multifunción del camaleón, la diversidad en tamaño de los felinos (de tigres a gatos) o el cuello largo de la jirafa… Del mismo modo que los animales tienen habilidades adecuadas a su forma de vivir, un objeto tiene la forma que se corresponde con su función, o la del imaginario de quien lo ha concebido.
Clasificar los objetos según lo prácticos que son, por su estética y lo que representan es muy común. En esta exposición, ¡Funciono! porque soy así, comisariada por el arquitecto Juli Capella se va más allá. Sobre un limpio diseño expositivo -construido con planchas de Fibracolor de la firma española Finsa- se nos presenta un recorrido por diez grupos temáticos: hacer productos asequibles, ofrecer algo nuevo, mejorar lo que ya existe, economizar tiempo, resolver varias tareas con el mismo producto, optimizar el espacio, simplificar, sumar ventajas, aportar belleza o llamar la atención.
En este safari material, formado por unas cien referencias, encontraremos piezas como el boli de cuatro colores, el exprimidor Juicy Salif 1990 de Phillipe Stark para Alessi, el teléfono Ericofon –alias Cobra– de 1954, la afeitadora Braun 5262 de Dieter Rams, el radiobolso TRP 408 de 1970 –una prenda electrónica portátil, un weareable POP setentero–, así como otros muchos trabajos de Achille Castiglioni, Alessandro Mendini, Ettore Sottsass, André Ricard, Rafael Marquina, Daniel Gil, Tibor Kalman o Matteo Thun entre otros. La evolución de estos artefactos funcionales está ligada a la evolución del hombre, a sus necesidades y a la tecnología del momento. Una selección de objetos que, más que diseño, podemos entender como herramientas. Como evidencias tangibles de nuestra adaptación al medio.
La exposición, ¡Funciono! Porque soy así, se lleva a cabo en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa en torno al Madrid Design Festival 2020, del 30 de enero al 1 de marzo.
