En la instalación site-specific Shadows travelling on the sea of the day, Olafur Eliasson nos lleva en medio del desierto qatarí para vislumbrar en su conjunto de estructuras una celebración del propio entorno y de aquello que lo habita.
Los atardeceres de Olafur Eliasson
Año 2003. Sala de Turbinas de la Tate Modern en Londres. Cientos de personas tumbadas en el suelo ven cómo su cuerpo se duplica en los reflejos del techo mientras una cegadora luz artificial convierte el espacio en un ficticio atardecer. Deambulando por el lugar iban descubriendo el artificio que hacía posible ese trampantojo del siglo XXI. Su autor, Olafur Eliasson (Copenhague, 1967), había creado la Capilla Sixtina que auguraba el principio de un nuevo tiempo. El tiempo de la catástrofe climática que llega hasta nuestros días y que para el artista se ha convertido en tema fundamental de sus propuestas.
The weather project ha sido, sin duda, uno de los hitos en la carrera de Olafur Eliasson, un statement que difícilmente se puede olvidar a la hora de enfrentarse a sus nuevas instalaciones. La preocupación por las problemáticas medioambientales y la crisis ecológica continúa, y en Shadows travelling on the sea of the day (2022) Eliasson nos plantea un paseo por el desierto qatarí en una apuesta site-specific, un encargo realizado hace 10 años en el que el protagonista es el propio desierto y el ambiente cultural y natural que lo constituye.
Una conquista del paisaje de Qatar
Haciendo que el horizonte de la obra sea el del mismo paisaje en el que se ubica, Eliasson ha construido para Qatar una serie de estructuras mediante un juego de espejos —al igual que sucedía en la pieza de la Tate— que buscan despertar en el visitante la realidad del desierto: amenaza y advertencia de aquello a lo que estamos abocados si no tomamos medidas para la sostenibilidad de nuestras vidas en este planeta. Como un extraño asentamiento —o como una ruina de algo que parece ocurrir en nuestro tiempo—, Shadows travelling on the sea of the day (2022) es “una celebración de todo lo que está aquí; de todo lo que se mueve por el espacio en el momento de tu visita. Es una invitación a resincronizar con el planeta”.
Desde esa resincronización, volvemos a ver en este trabajo de Eliasson las que se han erigido como sus señas de identidad creativas. La fragmentación, el empleo de los espejos, el juego de la percepción, la ficcionalización de lo natural, el uso de la instalación como experiencia, la participación de los visitantes como parte fundamental de sus proyectos. En mitad del desierto, huyendo de los fuegos artificiales y las celebraciones de la Copa del Mundo de Fútbol celebrada en Qatar en 2022, Eliasson marca un gol por toda la escuadra con una advertencia final. El desierto crece. Eso sí que es mundial.
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