El jaenés —o aurgitano— Leandro Cano es más arte que su obra. Desde pequeño mostró una sensibilidad especial por su entorno y el diseño de moda.
Leandro Cano crea vestidos inspirados en la estética y las costumbres más castizas: el tapete, la silla de mimbre, la mesa camilla o incluso los pasos de Semana Santa. Los confecciona con las mujeres de su pueblo, y representan en sí mismos auténticas imágenes sagradas despojadas de prejuicios y de tiempo. El autor no distingue entre lo antiguo y moderno, todo es cuestión de mirada; de plantearse que el manto de la virgen es una blazer oversize, o que el cementerio no solo es un lugar, sino un traje de alta costura que viste la pena.