En el contexto del Madrid Design Festival, el multi-premiado diseñador británico Benjamin Hubert, fundador y director de la no menos exitosa agencia Layer, su estudio, llega a Madrid con ilusión y curiosidad. Vino a hablar de Raytrace, la instalación que se presentó en la Milan Design Week y que ha desarrollado en colaboración con la empresa española Cosentino. Hace cinco años que no visitaba la capital y está encantado de que al fin tengamos nuestro propio Design Festival: “España cuenta con grandes nombres, era hora de que una ciudad como Madrid organizara un festival de estas características.
La cita tuvo lugar en el Madrid Cosentino City y su llegada es impactante. No solo por su evidente corpulencia, sino por una genuina combinación de fortaleza y potencia con la gentileza y modestia de quien se presenta sin pretensiones, haciendo gala de una directa sencillez. Su mirada es de una intensidad honda e inteligente. Atenta. Estas características permanecen intactas según su discurso se vuelve más detallado, reflexivo o apasionado, dentro de los límites de su anglosajona contención. Habla en plural -“nosotros”- se expresa en equipo, más en nombre de su oficina –Layer- que en el suyo propio. También, cada tanto, sus ojos, bien abiertos, se dirigen a un punto más bien cercano aunque lo suficientemente remoto como para permitirle pensar la respuesta a una “interesante pregunta”: instantes de cancelación del tiempo de los que se vale para esbozar rápidamente una nueva idea, y no solo para encontrar la respuesta justa.
Luz, agua, reflejo
Benjamin se ha definido a sí mismo, en otros foros, como “una persona de números”. Racionaliza, y a continuación, diseña. De la resultante conjunción de datos nace un trabajo creativo y minucioso que busca generar una experiencia. Como Raytrace, que consiste en un imponente pasillo arquitectónico en forma triangular, de 25 metros de largo por 6 de altura, en una nave abovedada cerca de la Estación Central de Milán y construido con Dekton: una compleja mezcla de las materias primas que se utilizan para fabricar vidrio, porcelánicos y superficies de cuarzo.
Concebida como “un espacio dentro de otro espacio”, Raytrace está destinada a generar en el visitante una intensa experiencia sensorial cuasi hipnótica. Es algo así como un túnel de simulación de la refracción de la luz en el agua en el que se sumergen, amable y placenteramente, los visitantes. “Para mí, lo que produce la mayor respuesta emotiva es sin duda la naturaleza y, siempre, el agua como un elemento fundamental. Como seres humanos, gravitamos hacia el agua, y, el Dekton se obtiene gracias a un complejo sistema de extracción y secado de toda el agua que contienen inicialmente sus componentes”.
Todo esto hizo que el Hubert y su equipo desearan recuperar el agua e incorporarla a la instalación. “En cuanto a la luz, lo que nos interesó es cómo ésta pasa a través del agua. Como cuando estás paseando al borde de un río, ves la arquitectura reflejada en el agua y notas este efecto lumínico en movimiento reflejándose a su vez en el edificio. Nos gusta este efecto y esta relación entre arquitectura y agua.”
La naturaleza como inspiración
El proceso creativo fue meticuloso, y la impronta de los orígenes, es decir, el paisaje desértico de Almería del que se extraen los componentes del Dekton y la fábrica en donde se transforman, fueron determinantes a la hora de inspirar al equipo.
El Dekton tal vez no se perciba como una sustancia versátil, pero Hubert ha sido capaz de elevarlo a una dimensión poética demostrando precisamente lo contrario. “En una primera fase, Cosentino nos presentó el material. Estuvimos viéndolo y hablando acerca de sus características, pensando en cómo podíamos aprovecharlo y qué cosas queríamos describir con él, ya que, aunque pueda no parecerlo, precisamente, creo que es bastante versátil. De modo que fue más que nada decidir qué queríamos hacer. Eso se convirtió en el mayor reto para nosotros.”
Además del túnel, Hubert y su equipo diseñaron piezas esféricas y macizas en Dekton transparente: bolas de silueta irregular acabadas y pulidas a mano, que reflejan la luz al tiempo que se mueven lentamente dentro de ese largo corredor potencialmente mágico. Nueve de estas piezas y noventa luminarias ubicadas estratégicamente se completan para crear una percepción de infinitud y para que la experiencia, inmersiva, se multiplique infinitas veces dentro de la instalación.
Materia inmersiva
A Hubert le interesa la transformación de la percepción del espacio en la mente del visitante. Describe Raytrace como “impresionante, grande y expansivo, y también muy bello”. Pero lo que le interesó a él y a su equipo fue la idea de controlar un lugar dentro de otro lugar, donde crear una vivencia muy intensa a través de la iluminación. “Buscamos una respuesta visceral y emocional ante la instalación lumínica que a su vez cuenta con mucho movimiento. Después de vivir esta intensidad dentro de la instalación, el visitante sale a una zona neutra, vacía, casi contemplativa, lo cual genera un contraste muy potente.”
Su propuesta resulta por lo tanto muy diferenciadora, algo así como un espejismo en la inabarcable y trepidante feria milanesa. “En Milán no es fácil encontrar propuestas en las que vivir sensaciones de tranquilidad. Quise que la instalación se convirtiera en eso. Un espacio evocador que provoque una impresión de serenidad, familiaridad y fascinación memorables.”
Benjamin Hubert. Entre el trabajo artesanal y el impacto tecnológico
Benjamín Hubert es un creador y su anhelo es emocionar. Un reconocido diseñador joven, ingeniero de formación, que ha decidido fundar un estudio que no lleve su nombre. Layer se define como una agencia de diseño estratégico que diseña desde la razón para crear productos y experiencias que tengan sentido. Su nombre nos da ya una pista pues “layer” significa “capa” o “estrato”, lo que evoca cuando menos un trasfondo analítico estratificador del proceso creativo y quizás también de la usabilidad de todo lo que diseña, desde mobiliario a aplicaciones y wearables, sin olvidar las experiencias como la generada con Raytrace.
Hubert ha sabido ver que un concepto como Layer puede comunicar mejor la diversidad de proyectos y clientes que abarca, la versatilidad de su equipo y la filosofía con la que se abordan las propuestas que llevan su sello. Es patente su compromiso como diseñador eco-consciente, su esfuerzo por reducir la huella de carbono en sus diseños, por trabajar con materiales innovadores, y por personalizar productos tradicionalmente fabricados de manera masiva. “En Layer trabajamos para clientes productores de mobiliario de enfoque muy artesanal y clientes extremadamente tecnológicos, situados en el otro extremo. Esto es lo que nos hace especiales como estudio. Ese espectro tan amplio es un espacio inusual en el que operar, pero es lo que nos caracteriza.”