El encanto mágico de una casa en el bosque es a veces un cliché excesivamente simple, resumido en la idea de una cabañita con techumbre a dos aguas y habitada por algún ser fantástico. Sin embargo, como bien sabe cualquier aficionado a los cuentos de hadas, esas construcciones, sencillas o suntuosas, que se alzan en los bosques suelen ser extraordinarios prodigios arquitectónicos.
Esas imaginadas edificaciones fantásticas acuden a la mente al observar la construcción de plástico diseñada por el equipo berlinés Plastique Fantastique, en colaboración con la compositora Kate Moore, la compañía de danza Leineroebana y The Stolz Quartet. El objetivo del proyecto: albergar la performance Loud Shadows dentro del marco del festival Oerol, que se celebra anualmente en la isla de Terschelling (Países Bajos).
Construida totalmente en material transparente, cada uno de los volúmenes que conforman la estructura se convierte en una burbuja. Desde el interior, gracias a la música y la danza, el paisaje intensifica el impacto de su belleza. El resultado es un lugar, de algún modo, situado en lo irreal y atemporal.
Este efecto, la creación de experiencias en construcciones de plástico, es uno de los objetivos constantes de los diseñadores berlinenes Plastique Fantastique desde su fundación en 1999. Sus construcciones neumáticas, siempre para usos efímeros, parten de una comprensión performativa del espacio y aspiran a funcionar como una piel, que simultáneamente separe y una lo exterior y lo interior.
Con una superficie de 280m2, el armazón para Loud Shadows se compone de tres enormes cuerpos circulares de polietileno y poliuretano. Uno de ellos, el central, que actúa como conector entre los otros dos, está formado por sendos círculos concéntricos. Plastique Fantastique ha planteado un diseño de escala monumental pero delicado y suave, donde la solemnidad de la fuerza de la naturaleza envuelve el vínculo que se entabla entre público y artistas.