En los años 50, los estudiantes y artistas que invadían los espacios industriales del Soho o Tribeca en Nueva York ignoraban que pondrían de moda una forma de vivir, símbolo de un estilo de vida moderno y, con el paso de las décadas, escaparate de un alto nivel social.
En la ciudad de San Antonio, y con el fin de revitalizar el tejido urbano de uno de sus barrios, se ha puesto en marcha un amplio plan llamado CAMPstreet/CHRISpark. Un proyecto que está convirtiendo una fábrica en desuso en veinte lofts, y sus alrededores, en patios ajardinados y un pequeño parque. Y todo ello bajo el control del estudio americano Poteet Architects. En el caso que nos ocupa, este loft se extiende por las dos últimas plantas y la terraza de la antigua factoría y ha sido diseñado para un coleccionista de arte.
En el primer nivel se sitúa la vivienda, mientras que en la planta superior se alojan las obras de arte. Salvo por la división en pisos, no hay separación de estilo entre una y otra zona. Parecen hechas como una continuidad donde el material preexistente, como las planchas de hormigón y toda la albañilería, simplemente se han pintado de blanco. Un color único que cambia tan solo de textura en el suelo con una superficie de resina epoxi lisa y brillante, y en todos los muebles de obra, lacados en blanco también.
En todo este ambiente pulcro y diáfano, alguna pieza de mobiliario destaca con colores vivos como el naranja, el amarillo o el rojo. Los demás elementos que varían la dominante blanca son las esculturas, pinturas e instalaciones del propietario. Entre otros, destacan lienzos monocromos y antropometrías de Yves Klein.
Sin monotonía formal, pues se han abierto balcones interiores que llevan luz natural por casi todas las zonas, se llega al espacio expositivo donde se ha creado también una caja negra para videoarte. En una parte se ha elevado el techo con el fin de colocar piezas de gran tamaño. Ese recurso se convierte, en la azotea, en una estructura de acero cortén que agrega rotundidad y volumetría a la terraza.
Sin duda, crear un loft en una antigua fábrica debe de ser un ejercicio goloso para cualquier arquitecto, especialmente tratándose de una residencia que refleja una ósmosis total entre vida personal y profesional. Un logro que le permitió al proyecto, en el año 2010, estar en la lista de los cien mejores espacios publicados por la prestigiosa revista Metropolitan Home en sus treinta años de historia.