Empezar la universidad puede resultar un cambio trascendental cuando uno abandona por primera vez el nido familiar. ¿Cómo funciona el diseño para alguien que tiene por equipaje ilusión e incertidumbre a partes iguales? La respuesta que ofrece Masquespacio para las residencias de estudiantes del grupo Resa es una vibrante estrategia llena de vitalidad.
La consultoría creativa Masquespacio ha planteado el manual de marca para las residencias de estudiantes de la empresa Greystar-Resa, líder en este sector. El objetivo era establecer una coherencia estética, un libro de estilo para las futuras implantaciones del grupo empresarial. Además, el equipo valenciano se ha encargado del desarrollo del segundo alojamiento de Resa en Bilbao.
Hospitality: diseñando el bienestar
La vida universitaria puede ser un lienzo en blanco. Una nueva etapa donde se dispone de mayor independencia y donde quizá no se conozcan a muchas personas, con todas las ventajas e inconvenientes que eso conlleva.
El diseño de Masquespacio propone un espacio fluido y salpicado de áreas de esparcimiento y socialización en las que los estudiantes pueden compartir tiempo juntos. Por otro lado, las soluciones se adaptan a la realidad económica limitada, dando lugar a entornos flexibles que pueden albergar diferentes usos y ser de fácil mantenimiento.
El ambiente diáfano se desnuda mostrando sus acabados al natural. Paredes de ladrillo, suelos de hormigón e instalaciones quedan vistos para evitar incorporar materiales adicionales, originando un look actual. Este carácter industrial más frío contrasta con la zonificación colorida que baña cada una de las estancias. Un fogonazo visual que marca cada sala dentro del espacio abierto.
La visión cromática de Masquespacio
El color es un elemento fundamental para Masquespacio, ya lo confesaron para ROOM hace unos años. En sus planteamientos siempre emprenden una búsqueda constante de la composición cromática más acertada, y en la residencia universitaria de Resa se hace visible. Con su dinámica plasman diversas tonalidades que se fusionan sin miedo generando atmósferas alegres. Un modus operandi que se denomina color block y que se considera una tendencia colorista.
Antes de que se tuviera que etiquetar todo con un nombre, David Hockney escogía arriesgadas paletas tonales para representar los chapuzones californianos en sus cuadros y Luis Barragán empleaba la luz y los matices como un recurso más de su arquitectura. Sin embargo, en ambos ejemplos sería una temeridad comparar sus producciones con una mera tendencia.
En el caso de Masquespacio el color no es algo caprichoso, sino más bien la búsqueda de unas inquietudes que se repiten a largo de toda su obra. El reflejo de su entorno— donde el Mare Nostrum es una fuente de inspiración próxima— imprima su trabajo del espíritu mediterráneo que, como el mar, llena de vida y libertad y pinta las largas noches de invierno.