Del 8 de febrero hasta el 17 de marzo, Castilla La Mancha llega a Madrid de la mano del Madrid Design Festival con una exposición que celebra toda su artesanía tradicional en el Centro Cultural Fernando Fernán Gómez.
La esencia de Castilla-La Mancha en el Madrid Design Festival
Podemos considerar la artesanía como la materialización de la tradición en objeto: ese momento en el que diseño y folclore confluyen. En estos casos, siempre es peligroso hablar de pureza o de esencia, ya que estos dos conceptos suelen desvanecerse en cuanto miramos algo de cerca; pero tomemos la palabra esencia como origen, como un punto de partida lo suficientemente simple y robusto para servir de base sobre lo que se construirá lo venidero. Este ha sido el hilo conductor trazado por Tomás Alía para mostrar la excelencia creativa que se recoge en Castilla-La Mancha Diseña. Volver a la esencia.
Hoy, Cuenca, Albacete, Ciudad Real y Guadalajara —es decir, todas las provincias de Castilla-La Mancha salvo Toledo— configuran parte del mapa de la España vacía, pero a pesar de las grandes migraciones de los siglos XX y XXI, sus pocos habitantes han mantenido las tradiciones vivas. En este aspecto, nos hallamos en el lugar que más artesanos tiene censados y que se dedican a una tremenda variedad de oficios: el cuero, el esparto, la ebanistería, el forjado, la cuchillería, la cerámica, la porcelana, el vidrio soplado, el bordado o la elaboración de tejidos. Todas estas actividades siguen en activo en los pueblos y ciudades de la tierra de Don Quijote.
Tomás Alía, natural Lagartera, Toledo, comisaría esta exposición inmersiva —gracias a los vídeos, sonidos e imágenes de Eugenio Recuenco— en la que invita a explorar esa variedad identitaria y expresiva con una serie de obras, en su mayoría, elaboradas para la ocasión. Al ser de naturaleza popular, la artesanía rara vez distingue nombres propios, pero en esta exhibición los hay: artesanos con nombres y apellidos que representan la maestría de su labor y traen sus saberes al presente.
La celebración de la artesanía manchega
Entre ellos destacan figuras como la de Fernando Alcalde, que firma un conjunto de porcelana con cierta influencia del ascetismo japonés y un enfoque en las formas orgánicas y los colores naturales del paisaje. Su trabajo es de una delicadeza rotunda y bellísima. Otro ceramista célebre es Pedro Mercedes, ya fallecido y natural de Cuenca, que fue considerado por Picasso como su único par en el alfar. También Luis Machín, en cuyas piezas de vidrio soplado sigue la técnica perfeccionada en la Venecia del siglo XIII, llegando intacta a nuestros días. Los cuencos de madera vaciada de Aurelio Arce encierran la historia de los árboles que fueron un día, resaltando las vetas y nudos de la madera que se cortó con la luna llena para favorecer el secado de la salvia.
Leandro Cano, autor consagrado, participa con Francisco Agudo y pasa del textil a materiales más duros: una joya a gran escala de barro cocido. Andrea Santa Marina se une al Taller San Ginés en la elaboración de unos objetos de cerámica pintados por la artista e inspirados en El libro de los seres imaginarios de Borges. Volúmenes sin género que aparecen y desaparecen con cierto aire de Grecia clásica. Y con su estética característica, Aitor Saraiba aporta un tapiz bordado de siete metros y algunas de las creaciones de su colaboración con el Centro Cerámico de Talavera de la Reina, su ciudad natal. A sus 93 años, la madre del comisario, Pepita Alía, bordadora lagarterana —y una de las pocas personas que ostenta el título de Tesoro Viviente—, encuentra su propio sitio en la exposición con unos individuales de almuerzo “Ras», que suponen la síntesis de la técnica del plegado y empasillado de la camisa de Ras.
En tiempos digitales, la manufactura y la capacidad de producir algunos —si no todos— de los objetos que utilizamos se concibe como una idea casi obsoleta. Mientras fijamos los ojos en las pantallas, aumentan los estudios que hablan de la satisfacción de practicar el handmade. En Madrid proliferan los alfares y las clases de cerámica. Puede que toda esta digitalización, este futuro de inteligencia artificial nos devuelva, irónicamente, un auge de la artesanía. Si las máquinas nos liberan del trabajo no me cabe duda de que reivindicaremos la materialidad, comprendida como pensar con las manos. Unas manos sabias, seguras, precisas y envueltas en los golpes, los crujidos y el ruido del que surgen las cosas.
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Hasta el 17 de marzo
¿Quién ha comisariado Castilla-La Mancha Diseña. Volver a la esenci a en el Madrid Design Festival?
Tomás Alía