El estudio barcelonés Arquitectura-G ha construido en Aiguablava una vivienda donde la vida cotidiana se despliega en torno a un patio central, en un continuo espacial de luz, aire y sombra.
Casa Patio: la vida en torno a un vacío luminoso
Casa Patio es uno de esos proyectos que condensa la idea de habitar en una sola planta, y donde el estudio Arquitectura-G ha reinterpretado el modelo mediterráneo de la casa-patio con una lógica contemporánea: sobria, precisa y climáticamente consciente. La forma de esta vivienda se adecúa a la geometría de la parcela, retirándose de sus límites y generando un anillo de terreno intacto. Y esa operación, que abraza las irregularidades del solar, produce además un segundo espacio que actúa como acceso y prepara la experiencia del interior.

Dentro del perímetro, el equipo de arquitectos ha situado un pórtico cuadrado de 15 metros de lado que organiza la distribución en torno a un patio central, con un estanque poco profundo y tres árboles que filtran la luz y suavizan la temperatura. Una cubierta —mínima y casi ingrávida— parece flotar sobre muros y columnas, unificando las áreas bajo una misma línea. Mientras que la materialidad, resuelta con superficies continuas y texturas neutras, refuerza la sensación de porosidad entre dentro y fuera.


En el interior, la vida se articula a través de un corredor continuo que envuelve el vacío central y que varía en anchura, transformándose gradualmente de tránsito a estancia. Asimismo, las habitaciones se abren a este lugar mediante grandes paños de vidrio y celosías móviles que modulan la iluminación y la ventilación, disolviendo los límites entre ambos mundos. Y la vegetación autóctona —pinos y alcornoques— también se integra en el conjunto como una capa más, contribuyendo al microclima y al carácter sereno de la oquedad luminosa.

Arquitectura-G y la medida de la serenidad
Más allá del resultado compositivo, Casa Patio se sostiene sobre una estrategia constructiva muy estudiada. Los muros de carga, la losa estructural y el sistema de cubierta liviana trabajan con una economía de medios para maximizar la claridad; ya que cada elemento responde a una función concreta: sostener, proteger o filtrar. Sin embargo, en su búsqueda de pureza formal, la obra puede perder parte de la riqueza de los márgenes. Por un lado, la neutralidad formal se aproxima a una serenidad tan medida que roza lo ascético. Y esa moderación exige al habitante una disposición casi contemplativa y un modo de estar más que de ocupar.

Por otro, se percibe cierta tensión en la articulación entre el corredor-porche y las salas comunes: la fluidez espacial es admirable, pero la indefinición entre tránsito y estancia puede diluir parte del carácter doméstico más íntimo. En la búsqueda de la gran idea —el patio como medio— se sacrifica algo de lo específico: esas pequeñas irregularidades de la habitabilidad que dan textura a lo cotidiano. Casa Patio es, por tanto, una secuencia de umbrales que se abren al paisaje, donde el hormigón, la madera y el vidrio se relacionan desde la contención.

De ese modo, Arquitectura-G ha logrado actualizar esta tipología mediterránea sin recurrir al cliché; posicionando el patio como algo más que un refugio romántico del sol, convirtiéndolo en un dispositivo climático que ordena la vida a su alrededor. Un hogar donde se condensa la madurez del estudio barcelonés, que no busca imponer su visión al paisaje, sino disolverse en él con aparente neutralidad.

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