El estudio Shota Nakanishi Architects ha reinterpretado ciertos modelos de vivienda local de Kanazawa, con el objetivo de sacar el máximo partido a una parcela pequeña, asegurando al mismo tiempo la luz solar y el refugio de la humedad y la intemperie.
La visión de arquitectura tradicional de Shota Nakanishi
Es imposible sustraerse a la fascinación luminosa y liviana de la arquitectura doméstica japonesa, por eso aparece con tanta frecuencia en las revistas occidentales. Sin embargo, podría objetarse que su especificidad cultural la invalida como modelo para nosotros. No es así. Su contexto urbano, marcado por la escasez de suelo y el predominio de residencias suburbanas, y su tradición morfológica, anclada a la madera y a los materiales ligeros, nos son ajenos; pero los innumerables e imaginativos recursos de proyecto con que se enfrenta a ellos son una fuente inagotable de inspiración para quien sepa aprovecharla.
Kanazawa es una ciudad situada en la costa oeste de Japón, en la región de Hokuriku, la más lluviosa del país. Shota Nakanishi parte de ahí para reinterpretar ciertos tipos de vivienda local de arquitectura tradicional, con el propósito de sacar el máximo partido a una parcela pequeña asegurando al mismo tiempo la luz solar y el refugio de la humedad y la intemperie. Orientada al norte, Nakanishi dispone tres crujías en dos plantas de modo que los espacios se solapan visualmente, interactuando entre sí y repartiendo los usos, pero sin estorbar el flujo de la luz y el aire. Como afirman desde el estudio, “la estructura se construye en capas de muchos pensamientos más pequeños”.
Una casa distinta en Kanazawa
Una gran techumbre de una sola vertiente resguarda por completo el armazón de madera. Y un primer ámbito de transición se sitúa longitudinalmente como una suerte de jardín interior: es la doma, el lugar que esta clase de arquitectura residencial autóctona reserva a la recepción de visitantes. Detrás, un salón-comedor-cocina y el dormitorio principal se abren a él en doble altura, de forma que comparten la iluminación natural que entra por el este y por el lucernario que recorre la zona alta. La habitación de invitados y los demás ambientes del nivel superior constituyen una tercera capa que se asoma a este atrio por medio de galerías, permitiendo también la circulación del aire para mantener la temperatura y la ventilación.
Todas las situaciones de luz cambiante según la estación están optimizadas en cada rincón de una casa que, vista desde la calle, se diría opaca, aunque el atisbo de la sección desde el extremo oriental habla de su ligereza. La inmensa cubierta queda como suspendida en el aire, tanto desde dentro como desde fuera. El repiqueteo de la lluvia de Hokuriku se percibe como un rumor, una delicada contradanza que ameniza el ritmo de la vida sin perturbarlo.
En este enlace puedes ver otros ejemplos de casa japonesas.
En la costa oeste del Japón, en la región de Hokuriku.
Es un lugar de trabajo y reunión, de techos altos y piso de tierra, que antecede al resto de espacios vivideros, más elevados y solados en madera.