Casa EA! se levanta en pleno parque natural de Litago, en la provincia de Zaragoza. Una residencia unifamiliar concebida por Sergio Sebastián Arquitectos que funciona como tres viviendas: un acordeón blanco que se quiebra y vertebra longitudinalmente en medio de la naturaleza.
Una arquitectura residencial de Sergio Sebastián Arquitectos
Concertar la adición de piezas nuevas a modestos tejidos urbanos de ámbito rural es un asunto casi tan peliagudo como intervenir en cascos históricos consolidados e hiperprotegidos. Las estrategias para ello se basan unas veces en la elección de materiales y, otras, en versionar esquemas tipológicos locales con un cierto twist modernizante.
El estudio del arquitecto bilbilitano Sergio Sebastián —autor de destacados edificios públicos en Aragón y de exitosos diseños de iluminación navideña en Madrid y otras ciudades—, ha realizado en los últimos años una serie de interesantes residencias unifamiliares en pueblos de la provincia de Zaragoza que se enfrentan a este desafío trabajando a partir de la escala y, sobre todo, de la imaginación tipológica, sin recurrir a muletas casticistas. La más reciente es esta en el borde mismo de Litago, una población de menos de doscientos habitantes al pie del Moncayo, en pleno parque natural.
Los tres módulos de Casa EA! en el paisaje de Litago
Sebastián responde aquí a una parcela larga y estrecha disponiendo las dependencias en sentido longitudinal, vertebradas por un pasillo-eje que en sus quiebros genera patios a uno y otro lado. La construcción se desarrolla en una sola altura y, en lugar de agrupar las zonas comunes por una parte y las privadas por otra —como es habitual—, alinea tres módulos sucesivos. El primero —dos habitaciones más la cocina y un salón adjunto alrededor del vestíbulo— se usa todo el año y permite hacer vida social en ese estar adyacente sin necesidad de calefactar toda la vivienda; el segundo, con dos dormitorios más en torno al primer patio y al salón comedor, se utiliza los fines de semana; y el tercero, con otras tres estancias, se emplea estacionalmente solo en vacaciones.
La solución escogida habilita en realidad tres viviendas en un solo dispositivo, como un acordeón que se despliega o contrae en función de la demanda. Los volúmenes blancos, cubiertos a una vertiente, se orientan a las vistas del Moncayo enmarcadas por huecos estratégicamente dispuestos “como objetivos de una cámara fotográfica”. De este modo, la casa se comporta como una suerte de tejido autónomo, de pequeña ciudad interior que suma —y sume— con naturalidad su presencia singular en el concierto orgánico y pintoresco del pueblo y el paisaje.
Y también en el mismo color y una tipología de fragmentación se encuentra la Culvert Guesthouse de Nendo.
Tres volúmenes.
En Litago, un pueblo de Zaragoza.