Hasta el 4 de septiembre, puede visitarse en el Palacio de Cristal del Retiro Contra la extravagancia del deseo. Una nueva exposición del portugués Carlos Bunga —organizada por el Museo Reina Sofía— que versa sobre el nomadismo y la precariedad, incluyendo guiños autobiográficos y una futura performance.
La precariedad dentro del Palacio de Cristal del Retiro
A pesar de venir del mundo de la pintura, el artista Carlos Bunga no ha tardado en ampliar su registro con esculturas, instalaciones, arquitecturas efímeras y performances. En la mezcla de disciplinas y en su afán por destruir sus obras como parte inherente a ellas, se advierte la influencia del movimiento Anarchitecture,—especialmente la de Gordon Matta-Clark— y del Arte Povera por la utilización de materiales humildes en las piezas de esta nueva exposición.
A la hora de realizar sus creaciones, una de las principales preocupaciones de Carlos Bunga es conocer el contexto del espacio en el que se enmarcarán. Por ello decidió investigar la ubicación del popular Palacio de Cristal del Retiro, descubriendo que, en un inicio, iba a funcionar como pabellón para albergar la fauna y flora procedente de Filipinas. Sin embargo, al no lograr recrear en él las condiciones para que estas especies viviesen, la mayoría pereció en su interior, si no lo habían hecho antes durante el largo trayecto. La crónica del lugar refleja la historia de un fracaso, un asunto que motivó a Bunga a establecer un vínculo en su discurso de Contra la extravagancia del deseo.
Carlos Bunga: el niño que mira hacia el futuro
Una arquitectura blanca y encolada —realizada con cartón y cinta adhesiva— se levanta llamativa en el centro. En ella podemos apreciar una serie de arcos y columnas, que generan un corredor en su interior por el que se puede transitar y atravesar el Palacio de Cristal de un extremo a otro. Acompañándola, se encuentra una escultura —que pasa desapercibida en un primer vistazo— ubicada próxima a una de las ventanas abiertas, como si mirase a través de ella “hacia un futuro mejor”. La figura en particular tiene cuerpo de niño, pero su cabeza muestra una pequeña casa: una réplica de la construcción en la que vivió junto a su madre en Portugal huyendo de Angola.
En esta inquietud por la decadencia de las ciudades vemos, de nuevo, la influencia de Matta-Clark, que se dedicó a comprar y a intervenir terrenos de Manhattan mal conservados e inútiles para la construcción y que, por tanto, no interesaban a nadie. Así, siguiendo esa línea en este trabajo plantea un homenaje al nomadismo, pero también una denuncia a la precariedad urbana. No obstante, aunque esta escultura del luso aporta cierta nota de frescura y originalidad, no termina de distanciarse a otras anteriores como Mausoléu(2012) o Capella (2015); algo que, si bien muestra que Bunga parece haber encontrado su camino, puede ser indicio de que este conduce a un callejón sin salida.
Destrucción y performanceorganizada por el Museo Reina Sofía
Y es que, en torno a esta idea, Carlos Bunga ya había reflexionado sobre esos nuevos retos del urbanismo y su relación con la población en la ya citada Capella. Proyectada para el MACBA en una antigua capilla desacralizada, el trasfondo es parecido al que se busca en el Palacio de Cristal. A esto se le añade que en ambas la arquitectura es demolida como parte de una performance, que subraya cómo esta no fue concebida para perdurar, de ahí lo endeble de sus materiales.
En el caso de Contra la extravagancia del deseo, su destrucción se producirá este verano, completando el diálogo precario que comenzaba con la representación escultórica de esa “casa-cabeza”; las malas condiciones en las que Carlos Bunga se crio y que, sin embargo, miran hacia el alentador futuro a través de las ventanas del Palacio de Cristal del Retiro.
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Un artista nacido en Oporto en 1976 que actualmente reside y trabaja en Barcelona. Se dedica fundamentalmente a crear instalaciones como esta, pero también realiza esculturas, pinturas, dibujos, performance y vídeos.
De forma individual, en la Galería Elba Benítez en el año 2005. Contra la extravagancia del deseo se trata de la mayor obra realizada hasta el momento en nuestro país.