Capilla de la Tierra. La arquitectura sencilla de una iglesia excavada en el suelo

Comparte

Construir es un verbo que suele estar asociado a erigir volúmenes cuando, en realidad, también puede utilizarse para generar vacíos. El equipo del arquitecto Enrique Cabrera acomoda la Capilla de la Tierra dentro del hueco de una falla excavada en la provincia mexicana de Yucatán. Una zanja infinita que nos muestra que debajo de la superficie urbanizada de asfalto y riegos automáticos todavía existe la roca primitiva de las entrañas de la corteza terrestre.

Capilla de la Tierra. Arquitectura sencilla

Un recorrido a través de la vegetación

Como parte del proceso de transformación que conlleva descender a un templo subterráneo, la vegetación nos acompaña en este cambio a través de un viaje desde la civilización hasta el corazón de la selva. La extensión de la parcela queda tapizada por una manta de césped, excepto las dos oquedades que genera la brecha de la capilla.

La Capilla de la Tierra es un viaje desde la civilización hasta el corazón de la selva.

Capilla de la Tierra. Arquitectura sencilla

Una plaza nos recibe a la entrada de la rampa y unas pequeñas líneas de arbustos nos indican que es posible que algo suceda a partir de ese momento. Una vez que nos decidimos a cruzar el gran arco de hormigón y comenzamos la bajada por la pendiente, nos escoltan dos alineaciones de árboles —conscientes de la solemnidad del recorrido— hasta el oratorio. Dentro, el musgo y alguna trepadora aventurera enmarcan el trocito de selva que crece sobre la lámina de agua del altar y nos traslada a un lugar cada vez más lejano a la superficie.

Capilla de la Tierra. Arquitectura sencilla

El lenguaje de la caverna

La Capilla de la Tierra es el resultado de resolver todos los problemas asociados a la sencillez de la gran idea de partida: generar un espacio de culto bajo la tierra. Las necesidades espaciales de este tipo de propuestas se cumplen, esta vez, con una paleta de elementos diferente.

Capilla de la Tierra
Capilla de la Tierra

La cubierta sobre la única nave tiene una doble función: por un lado, delimita visualmente en tres partes ─altar, nave y rampa de acceso─ un volumen tan solo hecho de aire; por otro, las jerarquiza con un juego de luces y sombras para conseguir el protagonismo que precisa el altar. Los muros de roca viva sustentan un techo de hormigón abovedado que no pretende competir con la expresividad de millones de años de formación geológica.

Capilla de la Tierra. Arquitectura sencilla

Todo el suelo es de un pavimento de hormigón continuo y rugoso que se extiende en una lengua y se ensancha progresivamente en la rampa de subida hasta alcanzar la plaza de entrada. El mobiliario, resuelto con una textura similar a la de la losa, aparece de la forma más discreta únicamente en los lugares en los que resulta imprescindible. Todo un lenguaje compositivo al servicio de las decisiones que previamente ha tomado la arquitectura.

La ermita es el resultado de resolver todos los problemas asociados a la sencillez de la gran idea de partida: generar un espacio de culto bajo la tierra.

Capilla de la Tierra. Arquitectura sencilla

A veces lo mejor de todo es tener simplemente una buena idea. Y punto. A veces las elucubraciones teóricas sobran cuando se tiene un objetivo claro en la mente. Un trazo. Todo un proyecto contado un solo plano. Y el resto ya vendrá. Solo tendrá que adaptarse a nuestro punto de partida. Una obra poderosamente sencilla.

Visita la web de Enrique Cabrera

Tu opinión importa

Dinos, ¿qué te ha parecido este artículo?

Puntuación media 4 / 5. Recuento de votos 1

¡No hay votos hasta ahora! Sé el primero en calificar esta publicación.

Si te ha gustado este artículo, también puede interesarte...

Tags

Comparte