El Barroco y los Hermanos Campana. Toda una pareja llena de promesas y de aparentes contradicciones. Porque ¿cómo casar el diseño del reciclaje con la exuberancia decorativa nacida de la Contrarreforma católica? Pues como siempre ocurre con estos hermanos brasileños, con ingenio, humor y con una gran afición por la artesanía de alta calidad.
El primer acto de este encuentro se halla en un encargo que los Campana llevaron a cabo en Roma con la Galería O. Se trataba de imaginar un nuevo decorado para el Palacio Doria-Pamphilj donde se aloja la embajada brasileña. Los objetos creados ex profeso reinterpretan el mobiliario de las villas palaciegas romanas con sus sofás de pieles, sus candelabros recargados, sus sillas de abundantes dorados, y sus mármoles de Carrara. “Barroco transgénico”, así bautizaron Humberto y Fernando el resultado, dando coherencia a esta colección sincrética que también estuvo en el Museo de Artes Decorativas de París y que acabó hace unos meses en Londres en la galería de David Gill.
Pero no pensemos que los Campana han caído en la pedantería de inventarse una etiqueta estética. En estas creaciones se codean imágenes del XVI y del XVII con objetos contemporáneos como llaves o figuras de animales en un conjunto que nunca pierde sus señas de identidad: ahí están los guiños a la rica naturaleza brasileña (dan fe los caimanes), o los materiales “pobres” como el bambú que afloran tras el bronce en un ejercicio de mestizaje con acentos naïf.