Coincidiendo con su tricentenario, la sede histórica de la Biblioteca Nacional de Francia (BnF)— situada en la calle Richelieu de París— reabrió sus puertas en septiembre. Después de 12 años, su completa renovación a cargo de los arquitectos Bruno Gaudin y Virginie Brégal se ha visto terminada. ¿Novedades? Aparte de su resplandeciente lavado de cara, la BnF brinda ahora un nuevo museo, una entrada por la calle Vivienne, un jardín de papiros y lo mejor: acceso gratuito y sin membresía para el visitante.
Conservación del patrimonio original con un toque de modernidad
Tras un análisis estructural a principios de la década de los 2000, se llegó a la inevitable conclusión de que este edificio envejecido había quedado obsoleto. Esta apreciación afectaba a sus instalaciones técnicas y de seguridad, a la recepción del público y a las condiciones de trabajo y conservación de las colecciones. Era urgente llevar a cabo una reforma total que no fuese por partes, como se venía ejecutando desde los años 50.
La dirección general del proyecto se confió al estudio de Bruno Gaudin, que dio comienzo en 2011. Las obras se dividieron en dos fases para permitir la realización del trabajo magno —especialmente delicado— y la apertura parcial de la biblioteca. Tras la envoltura unificada y ordenada de las fachadas de piedra se esconden intervenciones que han sido reordenadas y reorganizadas muchas veces desde el siglo XVIII. El reto era mejorar las capas históricas del inmueble, garantizando una coherencia del conjunto e infundiendo modernidad a un emplazamiento cuya revitalización no ha cesado en los últimos tres siglos.
El renacimiento de la Biblioteca Nacional de Francia
Hasta ahora, el protagonismo de la BnF recaía en la inmensa sede François-Mitterrand —fruto de la enésima ampliación de la institución— inaugurada en 1995 en el XIII distrito de la ciudad. Allí se custodian documentos impresos y audiovisuales. Por otro lado, BnF Richelieu está reservada a los repertorios especializados: manuscritos, dibujos, grabados, fotografías, mapas y planos, monedas y medallas, antigüedades y joyas.
En la BnF Richelieu y bajo una cubierta de cristal que se eleva 20 metros, destaca la sala Oval, con 160 puestos de lectura. Impresiona por su arquitectura, plasmada por Jean-Louis Pascal a finales del siglo XIX e inspirada en el British Museum. En ella conviven 20 000 libros —entre ellos, 9000 cómics— que se pueden consultar libremente. También sobresale la galería Mazarin y sus techos abovedados, pintados al estilo barroco italiano. En las siete estancias del nuevo museo se exponen temporalmente 900 piezas que van desde la Antigüedad hasta la actualidad.
La historia de la biblioteca consiste en una búsqueda perpetua de espacio provocada por el crecimiento constante de sus fondos. Después de su creación en el siglo XVIII, no ha parado de amasar riquezas culturales. Entre los tesoros de la BnF —más de 22 millones de ítems— se cuentan textos antiguos, el J’acusse de Zola, ejemplares manuscritos como Notre-Dame de París de Victor Hugo o Segundo sexo de Simone de Beauvoir.
¿Qué hay de nuevo, viejo?
La propuesta ha abarcado la renovación de todo el recinto; la reforma técnica y arquitectónica de las salas patrimoniales según su época; la reestructuración de los sistemas de circulación; la actualización y mejora de los ambientes exteriores y la restauración de fachadas y ventanas. Asimismo, se ha creado un vestíbulo transversal con entrada por dos lados del edificio, una escalera helicoidal aerodinámica, una galería de conexión acristalada y zonas de lectura.
En total, se han gastado 261 millones de euros, un precio muy alto que no se ve con buenos ojos en un momento en que los empleados de la Biblioteca Nacional de Francia denuncian la creciente precariedad de sus condiciones de trabajo. De hecho, el día de la reapertura el personal se declaró en huelga para denunciar «la supresión del acceso directo a las colecciones del patrimonio por las mañanas, consecuencia de la falta crónica de personal, pero también contra la ultraprecariedad».
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12 años.
El estudio de arquitectura de Bruno Gaudin.