Un escaparate de grandes cristaleras en pleno centro de Londres permite ver el interior del último punto de venta físico de Balenciaga. Con motivo de la celebración del bolso Le Cagole, la firma plantea una tienda pop up cubierta de suelo a techo por pelo rosa que no deja a nadie indiferente.
Puntos de venta de Balenciaga
No cabe discusión: Balenciaga siempre arriesga fuertemente en la arquitectura y en el interiorismo de sus locales de venta físicos. El minimalismo y el material al desnudo son el combo perfecto que la marca lleva plasmando desde hace un tiempo en la mayoría de sus espacios.
En cada uno de ellos hay un detalle nuevo que sorprende, rompe con la normativa principal y le hace diferenciarse del resto. Quizás con un probador metálico, una moqueta estampada y fluorescente o una iluminación azul. Aunque a veces —y como sucede en este ocasión— ocurren excepciones más efímeras por celebraciones o días especiales, en las que el equipo de Balenciaga desarrolla un concepto más potente, impactante y bizarro.
La tienda pop up en el Soho londinense
Desde el pasado mes, el Soho londinense deja ver tras el escaparte de una de sus tiendas un infinito pelaje rosa que cubre enteramente el lugar. Todo está forrado por el mismo elemento: estantes, columnas, módulos expositivos y suelo; tan solo algunas pequeñas divisiones en estanterías y el rótulo donde se lee “BALENCIAGA” quedan sin revestir, aunque no se libran de ser rosas para estar completamente integrados en el paisaje. Unas cajas tapizadas de piel —también rosa— elevan el producto estrella: el bolso maximalista Le Cagole, la pieza exitosa y de referencia que ha motivado este interiorismo posmodernista.
Cualquier otro negocio que haya apostado por tapar su superficie del mismo material y color pasaría desapercibido si lo comparamos con este ejercicio de la marca española. Otros ejemplos siguen una dinámica parecida, como la del arquitecto David Adjaye con The Lobster en Los Ángeles o la tienda Múnich de Studio Animal en Málaga.
¿Por qué pelo rosa?
Britney Spears, los furbies o los abrigos peludos son parte de la nostalgia que guarda el comienzo de los años 2000. Son muchos —y cada vez más— los que reclaman volver a vivir este mood millennial y sentirse otra vez, al menos por un instante, en esa etapa pop.
Balenciaga toma como referencia esta época y estos imaginarios para situarlos bien visibles en este último trabajo. Este sueño hecho realidad para algunos ha sido también muy polémico para otros, pues ha habido muchas cuestiones sin resolver. Por ejemplo, ¿qué pasará con el suelo de pelo después de un mes de visitas? ¿Hay que descalzarse para entrar? ¿Han sido el material y la instalación sostenibles? Habrá que esperar un tiempo para darles respuesta.
Consulta aquí el último fashion show de Balenciaga.
En el centro de Londres, concretamente en 12 Mount St, Londres W1K 2RD, UK.
El éxito de su famoso bolso Le Cagole.