Atelier Xi ha vuelto a fusionar arquitectura y paisaje en su nueva biblioteca a los pies de la montaña de Yuntai. Cinco cubos interconectados que se integran con delicadeza en un campo natural de crisantemos, respetando la topografía y el genius loci del entorno contemplativo.
Una biblioteca como un juego de tangram
Desde hace unos cuantos años, el equipo de Atelier Xi ha venido perfeccionando un peculiar léxico constructivo. Su sensibilidad al abordar la arquitectura opera como dos polos de una misma dinamo. Por un lado, les obsesiona entender un edificio desde condiciones paisajísticas y ambientales y, por otro, han desarrollado una fuerte vocación expresiva que se revela a la hora de actualizar los arquetipos clásicos del orientalismo. En sus dibujos y proyectos hay una visión propia del mundo, de aproximarse a él y, por supuesto, de reinterpretarlo.
Para esta biblioteca, inmersa en una plantación de crisantemos de hielo al pie de la montaña Yuntai (China), proponen un planteamiento a través de un lenguaje didáctico y aprehensible por todos sus usuarios. A pesar de estar erigida formalmente como un juego de tangram con cubiertas inclinadas —en honor al glosario privado del estudio—, queda patente la búsqueda de una consciente atemporalidad, lo que permite elaborar una narración particular sobre el entorno.
El espacio liminal entre las flores de Atelier Xi
El conjunto, compuesto por cinco cubos picudos e interconectados en un solar de planta circular, evita la imposición de un único gran volumen entre el paisaje floral, con la idea de emular la composición de un poblado tradicional en miniatura. Asimismo, cada unidad se inspira en la silueta de las casas de los pueblos locales, con aleros que se estiran en voladizo; y las distintas inclinaciones de los tejados tensionan los espacios de acuerdo con su función.
El exterior está revestido con pintura de estuco blanco, configurando un habitáculo puro y másico; mientras que el interior consta de varios ambientes íntegramente de estuco y madera reciclada sujeta al paso del tiempo, por lo que continuará su proceso de transformación en los años venideros. Cinco paredes curvas definen tanto los usos públicos como los privados. Estos muros vinculan los cinco bloques que constituyen la biblioteca dibujando un límite que borra toda consideración entre fuera y dentro.
Los arquitectos de Atelier Xi no solo han querido hacer un complejo de cubiertas singulares, sino presentar una serie de formas que —en comunión— generen lugares liminares para que, entre las flores, y dentro de ese borde circular, surja un compendio de patios inesperados a la sombra de todos esos contornos puntiagudos.
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