Un centro de interpretación es un lugar donde se organizan museográficamente contenidos que permiten al público una aproximación informada a algún hecho cultural o histórico. Pues bien, en este, dedicado a la historia del románico a través de un itinerario por 58 monumentos del valle de Sousa (norte de Portugal), spaceworkers da un paso al frente y convierte la propia arquitectura portuguesa del complejo en un factor crucial de esa mediación.
El románico como inspiración en la nueva arquitectura portuguesa
El edificio está en Lousada, localidad próxima a Oporto, y consiste en un conjunto de siete volúmenes prismáticos cuya geometría ortogonal contrasta con su agrupación dinámica, levemente virados unos respecto de los otros. Cierra uno de los lados menores de la Praça das Pocinhas, en uno de los bordes del tejido urbano, activando todo el entorno mediante la introducción de un factor inesperado y pulsante en un enclave anónimo y estático.
Cada módulo es la evocación sutil y abstracta de una tipología de construcción románica y de alguno de los sistemas de cubierta habituales en ellas: bóvedas de cañón, tejados a dos vertientes, etc. Según Rui Dinis, fundador del estudio de arquitectura portuguesa Spaceworkers junto con Henrique Marques, “nos basamos en las ideas generadoras del románico en Portugal y buscamos así que la arquitectura portuguesa sea un elemento de transición entre el presente y el lejano pasado medieval”.
7 bloques en un edificio de Spaceworkers
Los siete prismas albergan el programa expositivo de este museo ejemplo de la nueva arquitectura portuguesa, aunque su diseño sea el primer y más singular componente de este. El recorrido entre ellos se hace a través de un espacio acristalado cuya cubierta transparente también es transitable. Este elemento servidor los conecta a modo de “calle rural”, como una suerte de claustro deconstruido que fluye bajo la luz natural entre las penumbras iluminadas de cada contenedor, donde los contenidos se despliegan en instalaciones y dispositivos con los que el público interactúa.
La entrada se hace a través de una puerta abocinada, como en las iglesias románicas, y los volúmenes se recortan a distintas alturas con sus aristas netas y agudas, componiendo un paisaje pintoresco y abstracto a un tiempo.
Su piel es su estructura de hormigón —“la piedra de hoy”, en ese juego de equivalencias conceptuales con el modelo medieval—, a la que la impronta de las tablas del encofrado otorga una textura vibrante. Una metáfora delicada, profunda y ligera de aquellas construcciones medievales macizas y pesadas, ejecutada con esa rara y sencilla elegancia, ese aroma inconfundible y alérgico a la pompa de la mejor arquitectura portuguesa.
En el siguiente enlace puedes ver otro proyecto de arquitectura residencial de SpaceworkersSpaceworkers