En Casa Costa, Arquitectura-G ha llevado a cabo un ejercicio para hacer habitable un porche alrededor de un patio-jardín. La parcela está rodeada de medianeras, y la fachada es un muro más que encierra un ambiente interior que quiere ser exterior.
Una reinterpretación de la casa mediterránea
Pocas ideas tomadas de la tradición habrán dado tanto juego en la arquitectura doméstica contemporánea como la de casa mediterránea. Maciza introversión apreciable desde fuera que se traduce hacia dentro en aire, luz y frescor concentrados en un patio donde bulle la vida, eso es todo. Si la continuidad entre interior y exterior es uno de los axiomas centrales del espacio moderno, la casa mediterránea lo interpreta convirtiendo el interior en un exterior bajo control.
Ese afinado cuarteto de cámara, que bien podrían formar los protagonistas de Arquitectura-G, propone exactamente eso en esta vivienda unifamiliar de 200 m2 y tres alturas en las inmediaciones del Turó del Putxet, en Barcelona. La variante consiste en hacerlo en una estrecha parcela entre medianeras, en un contexto enteramente urbano. Ellos suelen decir que son un estudio sin agenda teórica, y aquí hacen los honores con una de las memorias más breves de la historia de la arquitectura.
El proyecto de Arquitectura-G
En realidad, no hace falta más: todo está a la vista. El patio se acuesta sobre uno de los paramentos verticales y la vegetación asciende y proyecta la sombra del follaje sobre las crujías que se asoman a él. Estas se resuelven como tres porches superpuestos en forma de L totalmente abiertos.
Unos telones sobre rieles los cierran cuando es necesario. Por lo demás, la residencia es solo una estructura arquitrabada de hormigón puramente corbuseriana, con los soportes visibles y la potencia escultórica de una escalera de caracol en la esquina, cuyo extradós repta ágilmente de nivel a nivel.
No se puede ser más audaz con más naturalidad ni menos ingredientes: minimalismo de verdad. Un hito más en el largo reguero de pequeñas obras maestras ajenas a toda afectación que este equipo barcelonés —cuya inquietud se expande también a través de su editora de mobiliario Indoors o de sus inteligentes textos en la revista Apartamento— ha encontrado ya reconocidas con el veredicto de la crítica y con premios sustanciales como los FAD, los Mies van der Rohe o los Ascer. A ellos les gusta citar como máxima ese dicho de Barragán de que las casas deben parecer jardines y los jardines casas. Algo hecho a medida de esta.
En este enlace puedes encontrar otros proyectos de Arquitectura-G
Jonathan Arnabat, Jordi Ayala-Bril, Aitor Fuentes e Igor Urdampilleta.
En las inmediaciones del Turó del Putxet, en Barcelona.