Hasta el próximo mes de enero, la Tate Modern de Londres acoge en su emblemática sala de turbinas una instalación de la artista Anicka Yi. In love whith the world evoca un ecosistema de esculturas mecánicas y biomórficas que flotan por el monumental espacio entre aromas que varían periódicamente.
Máquinas vivas en la Tate Modern de Londres
Imagina un lugar donde las máquinas actuasen como modos de vida independiente, conviviesen con la naturaleza en equilibrio y se desarrollasen en contacto con otros cuerpos. Este es uno de los escenarios que ha supuesto la artista Anicka Yi: un tiempo donde los mecanismos tecnológicos son ya seres vivos, y ha recreado una muestra en una de las salas más icónicas de la Tate Modern británica. Allí, deambulan por los aires sus aerobios, siluetas escultóricas inflables que se mantienen a flote gracias al helio del que están rellenas, y que van explorando propulsadas por pequeños motores.
Para este ecosistema ha creado dos especies, dos modelos que cohabitan entre ellos y se relacionan, a su vez, con los visitantes y con el propio museo. Las xenojellies, transparentes y con tentáculos, recuerdan a criaturas marinas como las medusas; mientras que las plánulas, de aspecto redondeado y opaco, están inspiradas morfológicamente en los hongos. Estas máquinas biomórficas representan nuevas formas de inteligencia artificial. Su movimiento viene dado por un software que responde a estímulos atmosféricos —la temperatura, el sonido, la aparición de personas, etc— con la información que les aportan varios sensores colocados por el recinto. Las posibilidades de comportamiento de los aerobios son infinitas y altamente imprevisibles.
Anicka Yi presenta paisajes aromáticos
La zona aérea es el entorno donde estos organismos se despliegan. La importancia de lo ambiental en la obra de Anicka Yi es tan determinante, que el aire toma presencia física a través de una sucesión de olores que ofrecen al público experiencias olfativas para transportarlo a otras épocas y rincones.
Los “paisajes aromáticos” que evoca se alteran a lo largo de las semanas, y aluden a diferentes momentos clave de la historia del edificio, de la humanidad o del comienzo de la vida. De esta manera, museo, máquinas y espectadores quedan vinculados por un halo invisible que solo percibe el sentido del olfato, apelando a una comprensión de lo concreto, de lo corpóreo, que sirve también de incitación para la inteligencia artificial que está por crear.
En esta propuesta coordinada por la Comisión Hyundai, la artista multidisciplinar de origen coreano vuelve a romper las fronteras entre lo natural y lo sintético con una visión que aglutina arte, biología y tecnología. Lo hace para hablar, no solo de futuro, sino también de principio y esencia mediante una intervención que conecta con el pasado industrial del espacio, consciente de que las formas que habitarán el mañana tienen sus cimientos en los distintos periodos que determinaron la idea de progreso.
Y del paisaje aromático de Anicka Yi también puedes sumergirte en los escenarios multicolor de la artista Shoplifter.
Artista conceptual y multidisciplinar que trabaja en los límites del arte, la ciencia y la tecnología. En su obra cuenta con la colaboración de distintos agentes que provienen del ámbito de la química, la ingeniería o la filosofía, ciencias de las que se nutre para investigar sobre las tecnologías digitales en relación con los organismos vivos y el sentido del olfato.
En el Museo Británico de Arte Moderno pueden verse Marilyn Diptych de Andy Warhol, Cabeza de mujer (Fernande) de Pablo Picasso, Metamorfosis de Narciso de Salvador Dalí o Seagram Murals de Mark Rothko.