El concepto de espacio de trabajo está cambiando. Este proceso, que ya se inició en los años 80, está teniendo un crecimiento exponencial desde hace dos décadas. Especialmente con la llegada de Google y la confirmación de un canon basado en áreas abiertas y en entornos acogedores y lúdicos. En esta línea de interiorismo laboral avanzado es en la que hay que entender la reciente ampliación de la Oficina de Armonización del Mercado Interior (OAMI). Ubicada en Alicante y dependiente de la Unión Europea, OAMI es la responsable de tramitar, registrar y proteger marcas, dibujos o modelos con el fin de facilitar el acceso de cualquier empresa mundial que quiera entrar en el mercado de sus 28 países miembros.
OAMI nació en el año 94, en plena era de la descentralización de las instituciones comunitarias, cuando se quería desde Europa que algunas de sus agencias dejaran Bruselas o Estrasburgo y se repartieran por sus diferentes estados. A nivel económico, OAMI es un claro ejemplo de éxito: se financia exclusivamente con el dinero que generan las tasas de las empresas que requieren sus servicios. En un primer momento fue un proyecto de seis personas; en un año se triplicaron sus expectativas, y en la actualidad cuenta con 1.600 profesionales entre funcionarios y trabajadores externos. De hecho, a nivel mundial se ha convertido en el tercer organismo de control de marcas.
Con este in crescendo tan extremo se hizo necesaria una modificación del edificio original mediante dos nuevas construcciones que incluyeran más oficinas, un auditorio y una recepción de bienvenida que lo conectara todo. El proyecto de reforma, que se inició en 2013, concluyó prácticamente en junio de este año. Y el resultado es una ciudad-edificio de 82.000 m2, con un staff procedente de 28 países y 23 idiomas, y que Luis Berenguer, jefe del Servicio de Comunicación de OAMI, define como una torre de Babel frente al Mediterráneo.
Pero no estamos hablando de una ampliación convencional. Detrás de ella ha habido unas directrices muy claras basadas en potenciar la funcionalidad de los espacios y favorecer criterios de sostenibilidad. La vieja oficina ha muerto y en OAMI lo saben. Por eso eligieron invertir en un diseño inteligente y contemporáneo.
El nuevo interiorismo se ha sustentado sobre un equilibrio entre zonas abiertas no jerarquizadas y módulos cerrados (y más íntimos). Todo ello en ambientes luminosos y confortables que facilitan los flujos de trabajo, la comunicación y las sinergias según los requerimientos de cada departamento. El objetivo: fomentar el optimismo laboral. Es decir, “la organización sin temor”, en palabra de Miguel Ángel Villarroya, director del Departamento de Infraestructuras de OAMI. Mobiliario, suelo, pantallas, señalética, paneles acústicos, un relajante color blanco, diferentes escenografías para las salas de ocio… Idom Estudio han sido los encargados de dar forma a un complejo consenso interiorista que ha buscado satisfacer las necesidades estéticas de un equipo humano amplio y multicultural.
Respecto a las cuestiones bioclimáticas, se ha querido fortalecer una cierta filantropía medioambiental. Para ello se han introducido energías geotérmicas, eólicas, fotovoltaicas y solar-térmicas. Se gestionan igualmente las aguas grises y pluviales, y se ha implantado un gran bosque para neutralizar el efecto invernadero ajeno. Y no deben estar haciéndolo nada mal cuando recientemente han conseguido el Nivel Excepcional en el certificado BREEAM para edificaciones sostenibles de nueva construcción.
Pero la nueva sede de OAMI es mucho más que una propuesta de diseño eco-sensato y áreas de trabajo dinámicas. OAMI quiere ser (y, de hecho, ya lo es) un modelo para las a veces anquilosadas instituciones comunitarias. Su arquitectura interior lidera una mirada hacia el futuro: una visión de progreso y cambio que esta agencia ubicada en el Mediterráneo ha decidido convertir en su propuesta de valor.