Situada en el quinto piso de Vila Nova de Gaia, caracterizada por sus suaves colinas, la Casa do Engenho es un conjunto de edificios de principios del siglo XVIII, compuesto por la residencia principal, áreas cultivadas, un jardín, pozos —un antiguo ingenio azucarero— y pequeñas dependencias.
Esta estructura auxiliar, originalmente destinada a encuentros y celebraciones familiares, presenta una planta rígida y compartimentada que limita su funcionalidad y su uso diario. Una estancia de tres meses en la antigua casa de la piscina, durante las obras de renovación de la residencia principal, reveló el potencial del espacio. Este descubrimiento fue el motivo de la transformación del edificio, hoy conocido como «Casa do Engenho».
La propuesta inicial consiste en una transformación radical del interior, preservando la integridad estructural y la expresión arquitectónica exterior. La apariencia de la fachada se clarificó mediante la estandarización de sus dimensiones y la incorporación de nuevas contraventanas, garantizando confort y flexibilidad sin comprometer la luminosidad. Integrado formalmente a la casa principal, el edificio adquiere autonomía e identidad propias, afirmándose mediante un lenguaje más contemporáneo y contrastante. La intervención prioriza la permeabilidad visual, la luz natural —procedente principalmente del oeste— y una continuidad espacial que reconfigura la forma de habitar.
El nivel inferior concentra las áreas sociales en un espacio continuo: la sala de estar, el comedor y la cocina fluyen de manera armónica en un ambiente uniforme, caracterizado por mobiliario de madera. Los paneles correderos permiten ajustar la relación entre la cocina y la sala de estar, garantizando apertura o privacidad según las necesidades. Este nivel también incluye lavandería, despensa, lavadero, garaje y una suite principal, equipada con vestidor, baño y una zona de spa con acceso directo al exterior.
La escalera original fue preservada, destacándose como dos elementos centrales y simbólicos del proyecto. El montante original de piedra se encuentra en el pavimento del vestíbulo de entrada y contrasta con el montante de madera conservado, que aparece como un contrapunto ligero y contemporáneo, aportando ritmo y continuidad al recorrido que conecta las áreas sociales y privadas de la vivienda.
La materialidad emplea elementos naturales capaces de interactuar con el entorno preexistente, mientras que la espacialidad interior prioriza la continuidad, la fluidez y la relación entre el interior y el exterior.
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