La ampliación del IES Muskiz necesitaba una imagen que aliviara el gran peso visual de sus volúmenes sin comprometer su eficiencia energética. Apoyándose en el saber industrial de Gres Aragón – Faveker, BAT Architecture ha diseñado una fachada para vestir el nuevo edificio con una pieza fabricada específicamente para esta ocasión. Un proyecto con una ambición que va más allá de las demandas de aislamiento y ahorro hasta llegar a las de la escala y el entorno. ¿Está la arquitectura contemporánea dispuesta a aspirar a todo?
El impacto del edificio de BAT Architecture
Los estándares energéticos han cambiado el paisaje urbano de nuestro país. La eficiencia de las envolventes de los edificios ha hecho que los arquitectos tengan que pensar en alguna forma de tapar las fachadas que, durante décadas, habían pintado de ladrillo nuestras ciudades. De pronto, se abría una crisis estilística en el lenguaje de una arquitectura que ya no tenía ni de qué huir ni a qué parecerse. La industria no tardó en responder y las nuevas barriadas se llenaron de fachadas ventiladas sin alma. Cebras arquitectónicas que ponían en peligro la diversidad, aunque por suerte todavía hubo quien tuvo el coraje de rebelarse y buscar alternativas.

Para la ampliación del instituto Muskiz, BAT Architecture se enfrentaba al reto de tener que resolver el impacto en el entorno urbano que podían tener los dos grandes elementos que lo componen. La nueva construcción debía permanecer compacta para cumplir con las demandas Passivhaus y albergar el número de aulas requerido en el concurso. Con esta situación de partida, era muy difícil escapar de un volumen que, por el tamaño y la opacidad, no pusiera en peligro la armonía de lo existente con el resto de la parcela y de la parcela con el resto de la calle.


La fachada de Gres Aragón – Faveker
La primera decisión parece que se hizo mirando desde arriba. Los arquitectos dividieron el aulario en dos cuerpos perpendiculares para lograr generar unas plazas en el gran vacío que aún quedaba dentro de la escuela. Estos huecos se han utilizado, además, para solucionar la diferencia de nivel entre el acceso y el final del terreno. Pero una vez que los bloques estaban en su sitio, quedaba pensar en cómo podían revestirse.

BAT Architecture ha planteado una fachada con tres niveles de franjas intercaladas —una de zócalo, otra ciega y otra con huecos— para dar solución a las casuísticas del interior. La composición utilizaba unos ladrillos oscuros para la planta baja y unos detalles de madera para los intervalos entre las oquedades, pero se apoyaba en la expresividad del acabado que Gres Aragón – Faveker diseñó para el proyecto. Una pieza con un relieve para remarcar la vertical en un alzado apaisado que, por aspecto, nos hace recordar a los engatillados de plomo y que envuelve los cuerpos también en los techos de las zonas soportaladas. La cerámica convertida en un abrigo y, la fachada, en una piel.

La ampliación del IES Muskiz no se conforma con alcanzar una solución de eficiencia energética. BAT Architecture se esfuerza por concebir una imagen que no se olvide de ninguno de los aspectos —escala, tipología y, por supuesto, sostenibilidad— que se demandan de la arquitectura contemporánea.

En este enlace puedes leer más artículos sobre proyectos arquitectónicos con Gres Aragón Faveker.
El estudio vasco ganó un concurso para la ampliación de un instituto de enseñanza secundaria en San Julián de Muskiz (Vizcaya)
El nuevo edificio debí albergar un aulario y los requerimientos energéticos del estándar Passivhaus.








