Con base en Mallorca, Seven Studio World explora el lenguaje táctil como horizonte imaginativo. Desde la creación de imágenes hasta el diseño de objetos, su obra fusiona la textura y la sensibilidad isleña en proyectos transversales y atemporales que han cautivado a marcas y diseñadores reconocidos, como Dries Van Noten, SONMO o Ukiyo World.
Seven Studio World. Encrucijada mallorquina
Tanto un hábitat recién descubierto como uno familiar puede revelarse como el terreno propicio para la confluencia creativa. El artista Alex Robertson Dunlop —originario de Australia— había trabajado en el sector de la moda y medios físicos, formando parte del equipo de Dries Van Noten en más de 40 pasarelas y publicando un libro de fotografías en colaboración con artistas como Trajal Harrell. Por su parte, Diego Sánchez Barceló —director de arte mallorquín— heredó de su padre los oficios tradicionales, que posteriormente combinó con herramientas digitales. Desde Nueva York y Londres respectivamente, ambos se trasladaron a Mallorca: el lugar que ha enlazado sus sendas profesionales.


Allí donde el mediterráneo y la sierra de Tramuntana se aproximan, se fue asentando el bagaje del dúo que compone Seven Studio World. Un ideario mestizo que ensalza la rica historia artesana de la isla que ahora habitan —o rehabitan, en el caso de Sánchez Barceló—. Aunque no solo abordan una labor vernácula, sino que la resignifican con una sensibilidad que parece acompasar rudeza matérica y poética sensorial. De ese modo, su obra se despliega igual que una vereda anfibia y porosa: un acantilado imaginativo y una sinergia balear de piedra, polvo, arena y relieve.


Diseño multidisciplinar de presencia táctil y tacto visual
Desde esculturas y artículos para el hogar hasta muebles coleccionables y piezas de arte a gran escala, sus objetos subliman la belleza intrínseca de los materiales autóctonos. La serie de vidrio Stone Glass Moment luce un zócalo elaborado con piedras marinas que le confiere una espiritualidad casi primitiva. Y dicho rasgo también se aplica en Brutal Stool: un taburete tallado directamente sobre un bloque sólido, con abolladuras visibles y marcas de herramientas. Pero ¿es posible conmover desde esa dureza visual? Tal vez sí, cuando la expresión sentimental se esculpe sobre su banco Emotional —proyectado para el Club Làlia en Palma—, el cual traduce gestos y rostros en marés de Felanitx, una arenisca local de Mallorca.


Lo cierto es que todo ese lenguaje gritty incita instintivamente al tacto, incluso en el ámbito digital. El alma telúrica de Seven Studio World disuelve la rigidez de la pantalla haciendo de su contenido un viaje palpable. Ejemplo de ello es su dirección creativa de la campaña de bodegones de SONMO: un homenaje a los orígenes terrenales de la marca donde los vegetales, frutos y objetos exhiben su piel texturizada. O su ejecución de motion graphics para la Australian Flora Campaign de Unyko World, una serie de vídeos que muestran la flora nativa de Australia, la cual parece cobrar vida en una coreografía que va desplegando poco a poco sus matices.


Conviene resaltar su significativa actividad artística en el ámbito de la fotografía, la moda y el diseño editorial, colaborando con diseñadores como Dion Lee y Dries Van Noten, entre otros. En este sentido, su trabajo transmite una fuerte sensación de materialidad, visible en el manejo de la dimensión y el espacio. Si observamos con perspectiva todo su universo visual, se puede percibir cómo la imagen fotográfica y la creación digital coexisten, configurando una concepción proyectual diluida, que honra la fisicalidad sin renegar de la experiencia de lo incorpóreo. Por eso, en las manos de Robertson Dunlop y Sánchez Barceló, la materia se cincela hasta volverse tan cruda que inserta presencia intensa y atemporal.


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