La pista de bobsleigh en Tanvald (República Checa) comienza en la cima de la roca de Malý Špičák. Y, justo en lo más alto, el estudio de arquitectura Mjölk ha alzado esta extraña construcción, que mira hacia la confluencia de los ríos Desná y Kamenice. Inspirada en una gota de rocío a punto de caer, encuentra su razón de ser en los héroes regionales de monos ceñidos, que bajan veloces en los trineos brillantes por cada curva de la montaña. A Lookout Spike se accede —o más bien se escala— para llegar a los 14 m² de la base del mirador, cuya barandilla enmarca y delimita su ingravidez, gracias a las tres esbeltas patitas de metal. La altura le otorga el poder, la geometría y el romanticismo; y el acabado en espejo, el carácter fluido. Pues a pesar de mostrarse estática, la atalaya ve pasar el tiempo como un canal de observación, reflejando en su vientre el cambio constante, universo abajo.