En Carabanchel, el estudio madrileño BURR en colaboración con Guillermo Trapiello ha transformado un antiguo almacén en Patio: un espacio híbrido donde la memoria industrial del barrio se reinterpreta como arquitectura doméstica. Parte de la serie Elements for Industrial Recovery, el proyecto explora cómo las viejas naves del siglo XX pueden renacer sin perder su identidad fabril.
La arqueología industrial contemporánea
La línea de tren a Leganés sirvió para que, a principios del siglo XX, Carabanchel cambiara su dinámica agrícola por la manufacturera. En las dehesas donde pastaban los rebaños, brotaron fábricas que abastecían de servicios a la capital. El barrio creció, se anexionó a Madrid y los bloques de pisos empezaron a erigirse en torno a las naves: viviendas de ladrillo con talleres en los patios traseros. De esta unión entre arrabal y periferia nació la manzana carabanchelera.

Patio forma parte de Elements for Industrial Recovery, una línea de investigación con la que el estudio madrileño BURR se dedica a explorar las posibilidades espaciales que han ido dejando estas construcciones testimoniales. Edificios que rellenan huecos irregulares, con dimensiones pensadas para otras funciones y con deficiencias de aislamiento e insonorización. Son patrimonio indultado de una demolición anunciada y reconvertido a la nueva personalidad del distrito.


Patio: un refugio entre el trabajo y la vivienda
Una intervención de este tipo no puede tener un resultado convencional. Suelen ser lugares que necesitan un uso híbrido para ser coherentes, y a menudo conviven en ellos zonas domésticas y de trabajo. En el caso concreto de este antiguo almacén, los arquitectos descompusieron su fachada en un muro que se pliega sobre sí mismo. Con este recurso conseguían ordenar el interior y generar un porche que daba sentido a la parte del patio que quedaba sin ocupar. Un gesto que únicamente diferencia las estancias por el nivel de privacidad: los dos dormitorios en los extremos de la planta y el resto de las actividades —conversar, comer, cocinar o trabajar— dentro de un mismo recinto.


El proyecto difumina la rigidez que estamos acostumbrados a ver en una casa, y su interiorismo se encarga de incidir en el carácter industrial de la cubierta. Las nuevas entradas de luz resaltan la esbeltez de la estructura metálica, y los acabados continuos de las paredes y del suelo realzan la idea de que todo debe ocurrir en esa nueva plaza. Como si después de toda la transformación el espacio resultante fuera solamente un patio.


Esta nueva propuesta junto a Guillermo Trapiello afianza la labor de análisis y de experimentación que BURR Studio está haciendo en torno a la arquitectura fabril. El amor que el equipo madrileño siente por las cerchas de las naves de su barrio es contagioso. Elements for Industrial Recovery ayuda a mantener una ciudad densa, rehabilitada con identidad y, sobre todo, contemporánea. Creatividad contra la nostalgia.

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