En la última planta de El Corte Inglés de Lisboa se despliega El Mar, el nuevo restaurante del chef Kiko Martins. Un espacio donde el interiorismo se convierte en relato, invitándonos a navegar entre la costa portuguesa y las orillas de Río de Janeiro, en un homenaje visual y emocional a las raíces del chef, una mezcla entre Portugal y Brasil.
El diseño, firmado por Alejandro Cateto y su estudio Cateto Cateto, funciona como un guion escenográfico que nos invita a embarcarnos en una travesía. Nada aquí es casual: cada textura, cada forma, cada color está pensado para evocar la experiencia de navegar. Desde los patrones sinuosos de los cojines, que recuerdan a las curvas sensuales de las playas cariocas, hasta los azulejos portugueses con su gama inconfundible de blancos y azules, todo establece un diálogo visual que fluye como las olas, alternando referencias lusas y brasileñas.


Las paredes se convierten en un lienzo narrativo: siluetas de marineros, velas desplegadas y guiños al imaginario portuario nos abrazan mientras nos adentramos en el espacio. Es como caminar por un muelle imaginario donde las embarcaciones aguardan con sus velas listas para partir. El mar, en este contexto, deja de ser un simple telón de fondo para convertirse en el protagonista simbólico, una fuerza que une y transforma.
La envolvente espacial se resuelve íntegramente en madera, un material que aporta calidez, textura y memoria. La sensación es la de entrar en un camarote de un velero, de esos en los que el tiempo se ralentiza y el horizonte se adivina a través de una escotilla. El visitante no solo observa el mar, sino que lo siente como si estuviera navegando sobre él. Esta atmósfera íntima y acogedora convierte la experiencia de comer en un viaje sensorial, donde cada plato funciona como una nueva escala en la travesía.
La paleta cromática juega un papel esencial en esta ambientación. Los azules profundos del océano se combinan con tonos dorados que evocan los reflejos del sol poniente sobre el agua. Es un juego de contrastes que transmite tanto frescura como calidez, y que se ve reforzado por un elemento clave: la iluminación. Las luminarias Dipping Light de Marset, suspendidas como si colgaran de cañas de pescar, son una de las metáforas más bellas del espacio. Su luz suave y matizada, multiplicada en los reflejos de los ventanales al caer la noche, crea la ilusión de un sol que se esconde lentamente en el horizonte, prolongando ese instante mágico en el que el día se despide.


Pero El Mar no se limita a su puesta en escena. La propuesta culinaria de Kiko Martins está profundamente ligada a este concepto de viaje y mestizaje cultural. Sus platos dialogan con el espacio de la misma manera que los azulejos dialogan con los patrones: fusionando técnicas, ingredientes y tradiciones de ambos lados del Atlántico. La frescura del pescado portugués se encuentra con los matices tropicales de la cocina brasileña; las recetas marineras de la península se enriquecen con especias, frutas y guiños a la herencia africana que también late en Brasil.
En conjunto, el restaurante es una experiencia total: un lugar donde diseño y gastronomía se abrazan para contar una historia. Es el relato personal de un chef que ha hecho de su biografía un menú y de su memoria un espacio tangible. Aquí, cada plato es un puerto, cada detalle decorativo una coordenada, y cada comensal un pasajero que se deja llevar por esta travesía.
El Mar es, por tanto, mucho más que un nuevo restaurante en Lisboa: es una invitación a viajar sin moverse de la mesa, a cruzar océanos con los sentidos y a descubrir que, cuando el diseño y la cocina se encuentran, el mar siempre está cerca.
Fotos: © Ricardo Oliveira Alves
- Estudio
- Cateto Cateto