En Shanghái, CUN Design ha proyectado Magic Place, la nueva sede de la firma homónima. Un espacio que intenta ser algo más que una oficina para poder trabajar sin perder la belleza tectónica del mundo.
Una oficina donde trabajar entre bambú
Los espacios de trabajo actuales poco tienen que ver con los del pasado, al igual que tendrán muy poca similitud con los que vendrán. Todo ello se debe a un proceso de mutación continua, donde se exigen nuevas gramáticas para reescribir la configuración de un ambiente laboral adaptado a su tiempo. El caso de Magic Place es curioso, y no porque haya sido concebido por CUN Design —el estudio chino dirigido por Cui Shu que juega con la hibridación en los ambientes—, sino porque su interior parece tejido con fibras vegetales. Un detalle que añade cierto ritmo y un toque contemplativo a un lugar donde la concentración suele demandarse.

Ubicado en un edificio industrial con más de siete décadas de historia, el proyecto no borra la intervención originaria. Se percibe en la columna de hormigón visto, cuya crudeza guarda la historia del desarrollo industrial de China, como si actuase a modo de escultura involuntaria. Asimismo, sorprende que lo primero que se observe al entrar en este entorno sea una ola —y no en un sentido metafórico— erigida finamente con bambú trenzado. Un material cálido y flexible percibido como un gesto que sirve para envolver el mostrador de recepción y enroscarse en torno a la escalera helicoidal.

Magic Place: el arte de habitar lo híbrido
Pero este imaginario marino no se queda estanco, ya que se extiende hacia los muros y techos impregnando en dorado la pintura artística, que establece conexiones con el acero inoxidable espejado. Como una superficie acuática que resplandece al alba, esta conjunción de texturas da origen a estancias vivas, cambiantes según la hora, la luz o la mirada. Mecanismos que CUN Design ya ha puesto en práctica como estrategia visual en propuestas anteriores, lo vemos en Elephant Parade Office, parecido a un bosque, o en Utter Space, como una caverna.


Esta concepción heterogénea plantea un escenario donde las fronteras entre exhibición, trabajo, pausa y reunión se disuelven. La planta baja acoge eventos, presentaciones, charlas y encuentros informales, sobre todo en su escalinata de asientos; sin muros cerrados que fragmenten, las piezas de mobiliario son las que se encargan de delimitar el lugar, junto con recursos orgánicos que brotan de las paredes o cristaleras. El nivel superior, por su parte, se muestra más introspectivo, y ofrece salas de meetings y despachos privados a los que asomarse por ventanas circulares, como en un submarino. Así, la filosofía del proyecto —Social, Interactive, Integrated— acaba marcando la pauta en toda la maniobra de CUN Design.

Ya hemos visto en otras ocasiones cómo Cui Shu propone entornos más interactivos. En Magic Place sigue la estela de intervenciones previas, donde transforma la manera en que se habita el contexto de trabajo, alejándolo de pantallas frías o cubículos cerrados para proponer un modelo donde la necesidad de productividad también le deje hueco a la belleza de lo cotidiano. Y por eso Magic Place se siente más como una casa elevada en los árboles que como una oficina.
