Inspirada en la idea de unión, la lámpara Rengo de Let’s Pause revive desde su nombre el espíritu de esta pieza artesanal, donde se trenzan técnicas y simbolismos. Luz que además de alumbrar, también conecta.
Rengo: lámpara de diseño con simbolismo nominal
En la mayoría de casos, el uso de determinadas palabras no resulta arbitrario: siempre late un concepto que empuja a decidir unas sobre otras con el fin de formularse. Quien está familiarizado con la etimología puede ser capaz de leer los entresijos del mundo, e inmiscuirse por diversas denominaciones para entender un contexto preciso que, de otro modo, flotaría en lo indescifrable. Esa necesidad de dotar de significado a lo que nos rodea podría considerarse una cualidad humana con afán demiúrgico. Una intencionalidad que pretende, además de “llamar a las cosas”, comprender por qué han sido llamadas de esa forma. Un enigma que nos lleva a preguntarnos: ¿cuál es ese secreto que se esconde en un nombre y que remite a su naturaleza directamente?

Eso me ocurrió al aproximarme a la luminaria Rengo de Let’s Pause. Su título, procedente del japonés, se traduce a nuestra lengua como “unión”, ya que la raíz ren simboliza en la cultura nipona “conectar”. Una decisión nominal que hace hincapié en la importancia del vínculo, pero también —y de manera más profunda— en la continuidad entre elementos aparentemente separados. La visión de la firma catalana comulga con el ejemplo, lo dicen ellos mismos al declarar que creen “en la simbiosis. En crear vínculos positivos con aquello que nos rodea”. Y con su mobiliario delinean manifestaciones de una naturaleza que no cesa cuando las piezas quedan conclusas: su presencia es parte de un ciclo infinito donde esta no ha dejado de expresarse. De hecho, Let’s Pause reutiliza “elementos que la naturaleza deja en desuso” para darles “una nueva existencia”.


La artesanía de Let’s Pause
En Rengo no se percibe una fusión impuesta por la amalgama material como indicativo de que esa riqueza es síntoma de innovación. En su caso, es el sincretismo de técnicas lo que eleva la categoría de esta colección de lámparas, donde se aprecian dos tipologías de tejido, ambos afincados en el acervo tradicional. Y el procedimiento de diseño artesanal ha seguido dos pasos bien diferenciados: por un lado, Let’s Pause ha recurrido al fique —por su resistencia y versatilidad—, tratando sus fibras en un telar manual antes del desarrollo del hilado. Por otro, una vez confeccionadas las pantallas, se ha unificado en una delicada maniobra de crochet hasta cincelar una silueta cilíndrica con la costura vista en sus uniones.


“Nos hemos sumergido de lleno en la unión de dos distintos procesos manuales, llevándolos a nuestra esfera creativa: combinando dos métodos de tejido artesanales, hemos creado una luminaria única, de estilo natural y sofisticado, que nos habla de los lazos que unen las diferentes técnicas artesanales”, comentan desde Let’s Pause. La singularidad de cada pieza se produce por intervenir un componente natural que no carga con ninguna artificialidad en su origen. Eso provoca un resultado variable, donde la autenticidad tonal del fique se liga a los matices cromáticos derivados del crochet en negro, blanco o cobre. Observar su candente estructura nos asegura que su asociación con el universo japonés va más allá del nombre. Con una expresividad afín al sutil destello en los farolillos chochin, Rengo sustituye el milenario papel washi para domar la raíz vegetal de la tierra, trocando lo robusto en algo sumamente delicado. Un gesto con el que Let’s Pause demuestra que, en cuestiones de tejer, ellos saben hilar fino.

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