La colección Andromeda de LSM Studio para UniFor encontró en el Teatro Andrómeda de Palermo el lugar idóneo para reflejar el paisaje en su superficie espejada. Una escenografía artística de Studio Klass que elevaba de categoría las piezas de mobiliario.
El mobiliario espejado de UniFor
En sus 33 años de trayectoria, LSM Studio se ha hecho un nombre en el sector gracias a sus edificios serenos y sobrios; y, a lo largo de dos décadas, muchos de sus proyectos han contado con la colaboración de UniFor. Su última propuesta ha sido Andrómeda: una colección de mobiliario necesaria por su versatilidad y puro placer estético. Superficies de aluminio pulidas hasta volverse espejos, cuero, cristal y travertino. Esos son todos los ingredientes para este conjunto de sofás, mesas de café, mesas altas y aparadores. Piezas que se alzan como una obra en sí misma, pero con una personalidad propia.
A pesar de su rotunda dimensión, uno de sus rasgos es la cualidad etérea; y es que el aluminio que refleja el entorno los hace prácticamente invisibles, flotantes, casi abstractos. Andromeda posee la calidez de los diseños retro con líneas y ángulos familiares que, al mismo tiempo, nos transportan al siglo XXI por su uso material. Lo que vemos no es otra cosa que una síntesis de lo mejor del siglo XX: perfiles limpios, esenciales podríamos decir. Nada sobra ni nada podría haberse hecho de otra manera. El rigor de Dieter Rams parece estar presente en espíritu, también la osadía de Eileen Gray y algo del retrofuturismo de Los Supersónicos con un toque de Jeff Koons. Minimalismo del nuevo milenio.
Un teatro para una colección digna de espectáculo
Pero más allá de sus contornos, su presentación se hizo en el Teatro Andrómeda, situado a casi 1000 metros de altitud. Lorenzo Reina —un pastor convertido en artista— imaginó esta fusión de naturaleza y arte en medio de las tierras de pastoreo de su familia cerca de Palermo. Bautizado con el nombre de la galaxia de Andrómeda, este lugar rinde homenaje al antiguo mito homónimo, uniendo elementos terrenales con motivos celestiales. Los 108 asientos de piedra reflejan las puntas de la constelación, componiendo estrellas de ocho puntas desde arriba; mientras que en el centro se encuentra un disco astral acunado en un arco.
Dentro de este paisaje, el sofá en cuero crudo —curvo como una media luna— parece levitar sobre el suelo, igual que el aparador, que se hace invisible dependiendo desde donde se mire. En el caso de las mesas, estas descansan sobre una lámina de travertino, la piedra con la que se construyó la Roma clásica. Y es que si algo tiene la factura de estos diseños es el equilibrio magistral entre presente y pasado, rotundidad y ligereza, calidez y frescura.
Toda esta escenografía, a cargo de Studio Klass, proyectaba una impresionante plataforma circular que reproducía la geometría del escenario del Teatro Andrómeda a tamaño real. Y, sobre ella, la serie se exhibía a cielo abierto para resaltar sus materiales, pero sobre todo para que el aluminio pulido reflejara —y desapareciera fundiéndose con el reflejo— la luz del día y el cielo de noche.
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