Diseñada por EM2N Architects junto con Spillmann Echsle y Specific Generic, la nueva sede de On Running en Zúrich lleva el concepto de pertenencia en el trabajo a un nuevo nivel. En sus 15.000 m², el edificio se organiza como un «sendero de montaña» que conectando el trabajo con la naturaleza y el espíritu deportiva de la marca.
La nueva sede de On Running en Zúrich
Está psicológicamente demostrado que experimentar la sensación de pertenencia genera un sentimiento reconfortante. ¿Pero hasta qué punto se puede implementar esta noción en un entorno laboral? En On Labs —la nueva sede mundial de la firma de zapatillas On Running—, este concepto se lleva al límite. Dentro de una carcasa industrial —obra de los arquitectos EM2N—, el estudio Spillmann Echsle y Specific Generic han dividido este espacio de oficinas en una serie de vecindarios donde los empleados encuentran su propio contexto social: ya sea para trabajar o para el esparcimiento. De hecho, aunque parezca contradictorio, las salas de conferencias, el comedor, el laboratorio, los talleres, los estudios, el jardín en la azotea, la biblioteca y hasta la galería de exposiciones permiten que este nuevo headquarter se vuelva un lugar más productivo.
Es posible pensar que la aparición de áreas tan diversas puede generar fricciones en el conjunto, pero el equipo de Spillmann Echsle ha elaborado un relato coherente para que todos los elementos tengan un sentido holístico dentro de sus 15 000 m2. Para ello, el edificio se ha convertido en una especie de sendero de montaña a lo largo de las 17 plantas, inspirándose en el paisaje circundante y proponiendo un trekking para sus profesionales.
Un sendero de montaña como oficina
La zonificación se presenta como una secuencia de experiencias a lo largo de esta travesía, culminando en las estancias más privadas. Y, como sucedería en una montaña real, el camino se vuelve más duro en su ascenso, con escalones más estrechos y empinados. Dentro de esta narrativa arquitectónica, los niveles inferiores adquieren una atmósfera terrestre, con formas pesadas, tonos terrosos e incluso un jardín de piedra con rocas recogidas de los Alpes colindantes.
A medida que subimos, el carácter tectónico del planteamiento se aligera, pasando de la caverna al bosque, al lago y a la ligereza e ingravidez de las nubes. La materialidad escogida contribuye a dar cohesión a esta amalgama de usos. El hormigón en bruto, la madera de roble y el acero inoxidable aparecen reiteradamente, transformándose en el fondo de cada uno de los parajes diseñados a escala. Una escenografía polivalente donde puede suceder de todo y donde cada vez va a ser más difícil diferenciar el trabajo de la propia vida.
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