Constance Guisset escribe sobre su espejo Francis para Petite Friture

Comparte

El espejo Francis nació de la conjunción de dos experiencias, una bastante común y otra más excepcional. La primera, contemplarme en el espejo de mi baño cuando estaba cubierto de vaho. La segunda fue una visita al estudio reconstruido de Francis Bacon en Dublín.

Francis Mirror. Petite Friture. Constance Guisset
Francis Mirror. Petite Friture. Constance Guisset

El nacimiento de un objeto es a menudo un proceso misterioso. Una ecuación compleja, casi una reacción química entre varios elementos. El espejo Francis nació de la conjunción de dos experiencias, una bastante común y otra más excepcional. La primera, contemplarme en el espejo de mi baño cuando estaba cubierto de vaho. Esta simple variación cambiaba por completo la visión de mí misma, y de ahí surgió la necesidad de trabajar el desenfoque para evocar la idea del envejecimiento. La segunda fue una visita al estudio reconstruido de Francis Bacon en Dublín. Me encontraba rodeada de tubos y explosiones de pintura, y en el centro de la habitación había un gran espejo redondo con manchas oscuras debido al transcurrir de los años. Estos dos momentos confluyeron en un solo deseo: usar el color para difuminar los límites de nuestra percepción. Imprimir en una pieza el paso del tiempo sin congelarlo. 

Francis Mirror. Petite Friture. Constance Guisset
Francis Mirror. Petite Friture. Constance Guisset

La forma era obvia. Un espejo redondo es una vía de escape, una ventana a otro mundo. Desvanecer sus contornos es jugar con la perfección geométrica, darle un carácter casi sobrenatural. También supone modificar el reflejo. Es una posibilidad de deformar nuestra vida cotidiana. La cuestión era cómo representar este desenfoque sin que  fuera algo estático. Rápidamente recurrí a la acuarela para crear un un efecto de desplazamiento cromático. Siempre me han gustado los pigmentos, pero nunca aprendí la técnica. Para Francis, mezclé mis intuiciones con lo que sabía sobre diluir tinta china. Había pasado un año en Japón, donde recibí clases de caligrafía. Nuestro profesor le daba mucha importancia a la propagación del color en el agua. Lo llamaba Nijimi. Lo expresaba —como suele ser en japonés— mediante una onomatopeya. Algo que mostrara el tiempo como un resurgimiento, con un gesto como de abrir los dedos. Eso me guio en mis experimentos con la acuarela. 

Francis Mirror y Francis Table. Petite Friture. Constance Guisset
Francis Mirror y Francis Table. Petite Friture. Constance Guisset
Francis Table. Petite Friture. Constance Guisset
Francis Table. Petite Friture. Constance Guisset

Con el espejo Francis he tratado de plasmar un movimiento no congelado y, a la vez, invisible a la vista. Mi primer intento fue desarrollar un sistema acelerado y aleatorio para el envejecimiento del vidrio a través del uso de pigmentos. El espejo cambiaría con los años, poco a poco. Sin embargo, era imprescindible usar ácidos, así que abandoné esta vía. En su lugar, hice una impresión en la parte de atrás del primer cristal, lo que daba la sensación de que dicho movimiento sucedía dentro del propio espejo; para ello, diseñé un patrón bastante difícil de entender, de modo que el usuario no se canse de él. 

Constancbe Guisset. Foto: © Felipe Ribon
Constancbe Guisset. Foto: © Felipe Ribon

La fluidez y el dinamismo son algo que busco en la mayoría de mis trabajos para que no se conviertan en esculturas inmóviles. Quiero que mis diseños vivan realmente con nosotros y espero haberlo conseguido con esta pieza. |Constance Guisset

Tu opinión importa

Dinos, ¿qué te ha parecido este artículo?

Puntuación media 5 / 5. Recuento de votos 125

¡No hay votos hasta ahora! Sé el primero en calificar esta publicación.

Si te ha gustado este artículo, también puede interesarte...

Tags

Comparte