Si algo debemos a la ciencia ficción es la creación de un imaginario común y un enlace inquebrantable con la curiosidad. ¿Habrá otros universos habitables? ¿Vendrán a visitarnos extraños seres interplanetarios? Atraídos por esos enigmas abstractos, Es Devlin sabe cómo establecer artefactos narrativos que nos hagan dialogar con estos misterios, algo que puso en práctica en el último desfile menswear de Yves Saint Laurent.
El universo cósmico de Es Devlin
Cuántos viajes a otros universos ficticios se han producido por el simple hecho de abrir una puerta. Ya sea en un hueco en la pared, como el que atrapa a Coraline Jones en la novela de Neil Gaiman; en sueños, como los que suceden en el filme Origen de Nolan; en gafas de realidad virtual sobre nuestros ojos o, cómo no, a través de las páginas de un libro. Vivimos rodeados de puertas y nos alimenta una incansable sed de ficción; buscamos atorados la fantasía en el evento más nimio, pero la realidad, pese al esfuerzo, siempre nos retiene. Sin embargo, las escenografías de Es Devlin buscan golpear ese contrato perenne con la fisicidad del mundo para ser, narrativamente, entradas hacia otros sitios.
En su porfolio uno se da cuenta del extenso conocimiento que posee sobre la psique humana y aquello que más curiosidad suscita. Ella misma sentencia que su trabajo consiste en “dar forma concreta a algo que en origen es nebuloso y abstracto”. Para mí, Devlin es capaz de hacer tangible lo imaginado, de duplicarnos —como en su bosque Forest of Us—, de traer con la tecnología las imágenes que duermen en el rincón más recóndito de nuestra mente.
Sus colaboraciones en shows de artistas musicales y firmas de moda complementan la performance celebrada y abren, ante el público que las presencia, grandes portones que estaban blindados. En su última acción para el desfile masculino Spring/Summer2023 de Yves Saint Laurent, la atmósfera percibida no solo acudía al archivo del subconsciente, sino que potenciaba un sanctasanctórum en mitad del desierto de Agafay, a 30 kilómetros de Marruecos.
Un icónico telón de fondo para Yves Saint Laurent
La ubicación no ha sido arbitraria, más bien un homenaje pensado por Anthony Vaccarello, el director creativo de la marca, ya que Yves Saint Laurent pasó muchos retiros entre los paisajes marroquíes cuando necesitaba escapar de la rutina parisina. Pero alejado del tinte nostálgico y teniendo en cuenta el impacto ecológico, lo que Es Devlin recreó en este fashion show fue un entorno sobrenatural, muy sencillo, aunque igualmente impactante.
Y lo mejor es que solo necesitó tres elementos para lograrlo: un estanque, un gran monolito circular y simple humo. Como una profecía en mitad de las dunas, el oasis artificial se presentó a modo de entrada hacia un abismo; un abismo agitado por la neblina que emergía rodeándolo todo, mientras un halo luminoso brotaba desde la profundidad de las aguas hasta elevarse en el centro.
Nada más ocurrió. Los modelos caminaron con sus prendas andróginas de grain de poudre por este escenario sideral, procedente del mejor fotograma de Dune o Interstellar. Al público no le quedó más remedio que someterse a la catarsis de estar ante un anillo tecnológico de naturaleza desconocida. ¿Podría ser un portal interplanetario? ¿Hacia dónde llevaría? El misterio se mantuvo indemne, sin una fórmula que lo resolviese, solo la contemplación.
La imagen nos devolvía un páramo sin fondo en medio de la nada, un recurso inspirado por la novela de Paul Bowles, The Sheltering Sky. En ella, el autor neoyorkino escribía: “Allí, en el desierto, aún más que en el mar, tenía la impresión de que estaba sobre una gran mesa, de que el horizonte era el borde del espacio”. Si Olafur Eliasson nos trajo el sol en la Tate Modern londinense a principios de siglo; con esta instalación, Es Devlin nos ha hecho habitar otro planeta en medio del desierto, y sin tener siquiera que mover un pie de nuestra Tierra.
Si te interesa el trabajo de Es Devlin no te pierdas este reportaje que le hicimos.