El Centro Internacional de Arte del Vidrio, el museo del vidrio y el mercado del vidrio de Meisenthal mantienen los lazos de la artesanía y de la tradición de este material con una realidad cada vez más industrializada. Gracias a la unión de los estudios SO-IL y FREAKS, la sede estrena una ampliación que resuelve la acumulación de piezas historicistas en una intervención que busca actualizar el espacio, pero sin renunciar a la identidad del patrimonio.
El respeto por el patrimonio de SO-IL y FREAKS
La unión del estudio neoyorquino SO-IL y el parisino FREAKS resultó ganadora del concurso que en 2015 se lanzó para la agrupación de las sedes. Era necesario un proyecto que adaptase los espacios a los nuevos usos, pero que también fuese capaz de integrar la variedad de edificaciones de distintas épocas en un conjunto reconocible.
El resultado de esta colaboración transatlántica interviene con respeto un patrimonio asentado y valioso. Para ello utilizaron una lámina de hormigón bien diferenciada de las texturas de los ladrillos industriales de interior y exterior, rematándolo todo con un volumen que se eleva desde el suelo en un gesto casi paisajístico.
Un nuevo museo del vidrio para Meisenthal
La propuesta elabora un lenguaje arquitectónico que facilita el entendimiento de las piezas del museo como una misma realidad. El hormigón hace de elemento sin nombre, y abraza las construcciones en una manzana que queda rellena sin dejar de estar abierta. De ese modo, los arquitectos trabajan con un componente ajeno al entorno, en el que van incorporando ciertos detalles copiados de los inmuebles originales.
Además, vemos estructuras que repiten la tipología de las cubiertas a dos aguas o ritmos y dimensiones de huecos en las fachadas que simulan una continuación de las ya existentes. Este ejercicio configura una imagen que no se sobrepone al paisaje industrial cuando se percibe desde fuera, pero que sí aporta un aspecto renovado una vez dentro de la nueva plaza.
La elección de los materiales, la realización de un volumen que genere una nueva explanada a la vez que colmata la manzana y la repetición de algunos modelos arquitectónicos son decisiones que hablan claramente de la actitud hacia el patrimonio. El planteamiento —igual que la propia actividad que desarrolla el museo— mantiene la mirada del que trata el pasado con respeto, pero sin condescendencia.
En este enlace puedes ver una selección de los más llamativos museos de Suiza.
El nombre original del museo es Centre International d’Art Verrier, que se traduce como Centro Internacional del Arte del Vidrio.
El museo se emplaza en la localidad de Meisenthal, una pequeña aldea del parque Regional de los Vosgos del Norte.