Los jardines son representaciones de una naturaleza imaginaria. A diferencia de la arquitectura, que se piensa a partir de un espacio, o de los lugares públicos en los que interviene la mezcla de usos, los jardines son una escenografía que se diseña buscando ante todo una imagen. SHUISHI ha trabajado con una serie de espejos en las zonas verdes de una vivienda en Suzhou para tratar de romper el juego tradicional de perspectivas.
La imagen del jardín privado según SHUISHI
La percepción lo es todo en un jardín proivado. Los beneficios ecológicos o para nuestra salud son una consecuencia directa de trabajar con plantas, pero el propósito fundamental de este territorio debe ser puramente ornamental. Por este motivo, tiene sentido generar escenografías, como pequeños paisajes, que arropen a una pieza arquitectónica.
Dentro de esta categorización nos encontramos con un problema que también existe en otras doctrinas: ¿Cuál es la imagen que debemos proyectar? Otras etapas de la historia lo han tenido más claro, pero la ausencia de estilo —o la presencia de todos— hace que la primera decisión de todas sea, quizá, la más difícil y la más determinante. En la propuesta de SHUISHI nos hallamos ante un mosaico que divide el entorno en un mapa de texturas. Una composición claramente heredada del lenguaje arquitectónico residencial y que, a priori, puede ser demasiado rígida para funcionar en un espacio verde.
El jardín privado de los espejos
La estructura de mosaico facilita enormemente la zonificación del jardín. Reconocemos un paseo más duro acompañado por una cuadrícula salteada de láminas de agua, de zonas de pradera y de arbustos decorativos. El estudio consigue hacer aterrizar este conjunto con un juego espejado capaz de desdibujar una trama que, de otra manera, habría parecido completamente abstracta y ajena al contexto.
Las figuras se reflejan a veces nítidas y otras, como los héroes clásicos en los espejos del callejón del gato, suficientemente distorsionadas para creernos la visión. El efecto resulta cautivador y nos hace olvidar si los bordes de la parcela deberían estar más tratados o cómo podría haberse desarrollado la misma idea en una disposición menos rígida.
Puede que no haya nada de auténtico en diseñar un jardín como si fuera un mosaico inerte, pero es posible que la dinámica de espejos que plantean desde SHUISHI evidencie precisamente eso: la única forma de conseguir una escena real es a través de un reflejo deforme y onírico.
En este enlace puedes leer sobre Gilles Clément y su reaccionaria percepción del paisaje y los jardines.
In House Garden es un jardín diseñado por SHUISHI para una vivienda de la ciudad de Suzhou.
Los arquitectos han pensado en una trama de mosaico que repite el módulo prefabricado de la vivienda y que se desdibuja en los reflejos de unos espejos verticales.