El proceso para diseñar un edificio ha evolucionado a lo largo del tiempo, y con él los procedimientos que emplean arquitectos y diseñadores. Sin embargo, ahora la tecnología nos abre posibilidades nunca vistas, ¿y de dónde provienen estas nuevas herramientas? Del universo de los videojuegos.
Cómo crear en el mundo de los videojuegos
Hasta hace pocos años, cuando hablábamos de videojuegos venía a la mente una dimensión de carácter lúdica, reservada a menudo a niños y a adolescentes; pero ahora no es posible entender el mundo sin la influencia de esa industria. Para hacernos una idea: una película como Dune (2021) —que arrasó en los premios Oscar— contó con un presupuesto de 165 millones de dólares, llegando a recaudar aproximadamente 400, mientras que un videojuego como GTA V (2013), que tuvo un presupuesto de 295 millones, alcanzó más de 6000.
Más allá de estas cifras desorbitadas, surge la pregunta: ¿En qué punto se encuentran los videojuegos con relación al diseño?Algo que se responde comprendiendo la manera en que estos se desarrollan. A la hora de construir un universo virtual, se le debe dar forma generando modelos en 3D con programas informáticos, por ejemplo, Revit, Rhinoceros, Blender o 3DS Max. Es decir, es necesario plantear la pieza digital que representará un objeto, un animal, un personaje… y esta actividad no es en absoluto desconocida para los diseñadores.
Asimismo, a partir de este punto entran en escena los motores gráficos. Este software permite introducir los modelos 3D y combinarlos con programación, iluminación, simulaciones físicas… para lograr una experiencia interactiva que cristalice en un videojuego o —si lo llevamos al mundo del diseño— en la visualización inmersiva de una promoción de viviendas; de ese modo, los futuros compradores no tienen que llevar al límite su visión espacial tratando de descifrar un plano.
El motor gráfico como elemento compartido
Es en este punto donde podemos intuir cómo ambas dimensiones empiezan a entrar en contacto. Hace una década, el empleo de esos motores gráficos estaba destinado a grandes compañías y su manejo quedaba restringido a personal especializado. Con el auge de los Smartphones y la proliferación de pequeños estudios de desarrollo de videojuegos, empresas como Unity o Epic Games —esta última creadora del famoso Fortnite— decidieron comercializar los suyos gratuitamente o a un precio asequible, abriendo nuevas posibilidades en mercados donde actualmente el 3D es fundamental.
En sus últimas versiones, motores gráficos como Unreal Engine o Twinmotion —ambos de Epic Games— incluyen sistemas muy especializados para la visualización y simulación de diseños que van desde joyas a mobiliario, pasando por vehículos y llegando hasta edificios. Las opciones durante el proceso son infinitas.
El diseño en videojuegos
Imaginemos la capacidad de iterar ágilmente un diseño, observándolo de manera hiperrealista bajo cualquier condición de iluminación, en diferentes entornos… Poder esbozar un espacio desde su interior, comprobar el efecto de distintos materiales en su atmósfera a tiempo real, ver un mueble en la realidad antes de fabricarlo o tomarse una fotografía con un collar que solo existe en píxeles.
Además de su utilidad para visualizar y experimentar con propuestas que más adelante se construirán físicamente, los motores gráficos son las herramientas que ayudarán a los diseñadores a construir experiencias digitales y a dar forma al Metaverso: ese nuevo mundo del que tanto oímos hablar últimamente y que será parte de la cotidianeidad en nuestro futuro.
Por eso, igual que cada vez es más frecuente el uso de apps como Ikea Place, para observar el catálogo de la marca en nuestro salón, o realizar visitas virtuales a pisos desde Idealista, no debería extrañarnos que el estudio que diseñe nuestra próxima vivienda —aquí o en el Metaverso— lo haga empleando las mismas herramientas que para un videojuego.
En este enlace puedes conocer más sobre el Metaverso y su contexto.
Se define como motor gráfico al framework de software diseñado para crear y desarrollar videojuegos. Los desarrolladores de videojuegos pueden usar los motores para crear videojuegos para consolas, dispositivos móviles, ordenadores o dispositivos de Realidad Virtual.