De la cueva a la ciudad. La evolución de la arquitectura dio lugar a la salida del hombre a la intemperie para despojarse del refugio orgánico y crear uno a partir de sus propios medios. No obstante, existe una tendencia que aúna la posibilidad de convertir la naturaleza en un escenario sobre el que camuflar una construcción respetando el entorno y el terreno existente. En ROOM Diseño hemos hecho una selección de 5 casas enterradas en la naturaleza que demuestran un diálogo pacífico entre la mano humana y la propia tierra.
Casa enterrada en Monsaraz. Aires Mateus
Los hermanos Aires Mateus —conocidos por sus sustracciones volumétricas—proyectaron una casa en Monsaraz, junto al Guadiana y frente al embalse de Alqueva. Con una planta irregular que tiende al rectángulo, la vivienda se incrustaba en una pequeña ladera y se abría en diagonal hacia las vistas. Esta casa enterrada con cubierta verde tenía como propósito ocultar el hogar del exterior y solo dejar visibles, desde la vía de acceso, una escalera a modo de corte profundo en el terreno y los agujeros circulares de los patios.
N Caved. Mold Architects
El equipo de Mold architects se enfrentó al reto de incorporar una vivienda de 350 m2 entre las rocas de la isla griega de Serifos. Para lograrlo, el estudio optó por proponer un ejercicio inserto en el acantilado con el objetivo de ocultar el impacto de una construcción sobre la pendiente escarpada y proteger ese mismo volumen de la fuerza del viento del norte. El proyecto de casa enterrada se extiende sin sobresalir de la rasante del terreno y la inclinación hace que la residencia tenga que dividirse en dos partes para minimizar la profundidad de la excavación sobre una ladera empedrada. Además, Mold Architects intervino sobre las texturas de las cubiertas y de los muros de contención para conseguir que la nueva topografía se percibiese como una continuación de la existente. Un ejemplo de casa que quiere ser parte del paisaje mediterráneo.
Lap Pool House. Aristides Dallas Architects
En la isla griega de Tinos, el grupo de arquitectos de Aristides Dallas Architects debía modelar el entorno del lugar para insertar en él una casa con piscina. El conflicto del aire y la piedra, que había afectado a la formación del enclave, fue el punto de partida para generar una indisoluble vinculación del organismo arquitectónico con la topografía. Las cavidades horadadas y las protuberancias del suelo— creadas por esa interacción de los elementos naturales—fueron la referencia desde la que se produjo un juego espacial de extroversión e introversión: ámbitos abiertos para ser habitados al aire libre o de otros que se adentran en el terreno y se resguardan de lo externo. La contemporaneidad de esta vivienda alberga profundamente las esencias y fundamentos de la arquitectura mediterránea antigua, pero afincándolas en el siglo XXI.
Xerolithi House. Sinas Architects
Xerolithi house recibe ese nombre por el tipo de muro de contención que se empleaba en la isla de Serifos. El enclave resultó comprimido en el paisaje mediterráneo entre varias líneas de estructuras de piedra, y las estancias se encadenaron consecutivamente para optimizar el espacio sobre la plataforma, como si fueran surcos de cultivo. Sinas Architects reinterpretó el terreno planteando una casa enterrada que repta por la ladera con una piel del mismo color que la tierra. La pieza se moldeaba con un gesto sinuoso para conseguir abrir un hueco en la parte alta, y las texturas y la forma con la que las paredes seguían la topografía de la isla situaron esta residencia en una postura cómoda ante el entorno, oculta detrás de barreras de roca como los bancales primigenios.
Casa enterrada en el acantilado. GilBartolomé Arquitectos
En 2015, GilBartolome Architects propuso ejecutar al borde de un acantilado en Granada una vivienda que pudiera acoger reuniones multitudinarias en una parcela imposible debido a sus 42º de pendiente. Los arquitectos resolvieron el proyecto a partir de una bóveda que debía cubrir 14 metros y medio de distancia sin contar con apoyos intermedios. Este elemento de hormigón, ondulado de manera orgánica, protegía el espacio dividido en plataformas que minimazaban la excavación y facilitaba las circulaciones. El diseño paramétrico utilizado en la cúpula podía reconocerse como un guiño al maestro Gaudí.