El ilustrador Pablo Auladell ha desarrollado una variada trayectoria creativa, orientada tanto a la reinterpretación ilustrada de obras clásicas como a la plasmación gráfica de nuevas ediciones.
La plusvalía de la mirada respecto al verbo sigue al alza, haciendo buena la manida máxima de que “una imagen vale más que mil palabras”; un adagio que tiene su réplica en todas las lenguas que podamos pensar, con el aval neurocientífico de cientos de estudios sobre percepción humana. Lo cierto es que hoy el Quijote es más conocido por la iconografía firmada por un francés del siglo XIX, Gustave Doré, que por el texto original de un tal Miguel de Cervantes.
Pablo Auladell. Premio Nacional de Cómic 2016
Es precisamente en ese ámbito, el editorial, donde se eleva el trazo de Pablo Auladell, que desde el año 2000 ha desarrollado una variada trayectoria creativa, orientada tanto a la reinterpretación ilustrada de obras clásicas como a la plasmación gráfica de nuevas ediciones. Además, podemos señalar a este alicantino como uno de los culpables de que el cómic —como género— haya alcanzado el importante reconocimiento cultural que posee en la actualidad. Auladell, de hecho, fue galardonado con el Premio Nacional de Cómic 2016, como autor —guión e ilustraciones— de El paraíso perdido, basado en el poema de John Milton. Una auténtica joya.
En los trabajos de Pablo Auladell hallamos una conjunción equilibrada de diversos aspectos que determinan la personalidad de estos y nos hacen comprender su relevancia expresiva. En primer lugar, es llamativa la sencillez formal, ajena a cualquier resquicio de distorsión digital, que refuerza la veracidad conceptual de sus trazos.
El color es un tesoro que Pablo Auladell gestiona con melancólica suavidad, cediendo el peso a las tonalidades grises del grafito y a la claridad del propio papel. También es subrayable la poética que desprenden sus personajes; una poética que, en ocasiones, remite al período rosa y a la etapa azul de Picasso, quizá por su peculiar semblante. Sus dibujos proyectan el oxígeno del gesto manual que se fragua sin procesamiento informático.
Pablo Auladell se ha sumergido en la revisión e ilustración de textos de escritores universales como Julio Cortázar, Mark Twain, los hermanos Grimm, Hans Christian Andersen o el mencionado John Milton, por citar algunos; pero también ha creado o participado en nuevos títulos como El camino del titiritero, La Torre Blanca, La feria abandonada o La puerta de los pájaros. En 2019 presentó en el Museo del Prado la película El sueño de Malinche de Gonzalo Suárez, dibujada por él; una maravillosa rara avis cinematográfica.
En una civilización en la que la imagen es omnipotente, el hecho de que haya intelectuales como Pablo Auladell resulta imprescindible, ya que favorecen una difusión activa de obras y autores vitales para conocer la raíz de nuestra existencia; obras en serio peligro de extinción atacadas por el virus del desconocimiento.