Acostumbrados a vivir la noche en nuestros cuerpos, con el ritmo atropellado en los talones y las caderas meciéndose a un compás desconocido, nos encontramos en un momento crítico para lo social. Desde los márgenes se buscan opciones—normalmente ilícitas—para acercarnos a esa realidad no tan lejana en la que nos movíamos y nos rozábamos sin miedo a contagiarnos de algo que aún no existía. El polifacético diseñador/artista barcelonés Guillermo Santomà es consciente de la necesidad de llenar de nuevo lugares vacíos, por eso con su proyecto Pista de baile, nos regala un entorno escondido y seguro en el que conectar con nuestro ansiado divertimento.
Guillermo Santomà en Matadero Madrid
Guillermo Santomà ha transformado la nave Intermediae de Matadero Madrid en una insólita pista de baile, dentro del ciclo de actividades del programa Ciudad Bailar – Exagerar. La instalación estará disponible hasta el 30 de junio y puede visitarse de manera gratuita de martes a jueves de 17:00 a 21:00 y sábados y domingos de 12:00 a 21:00.
La pieza site specific de Guillermo Santomà se inserta en el espacio del pabellón como un parásito que ya formaba parte de él. En esta estructura autoportante, la cubierta de arena se suspende aferrada a las columnas de hormigón, moldeándose geométricamente como un tejado a dos aguas. Solo en su parte trasera se abre una hendidura lo suficientemente grande para poder introducirse en el ambiente. La alegoría de la caverna platónica cobra sentido a la inversa, pues solo quien es capaz de liberarse dentro de estos muros puede palpar la verdad de siempre, algo distinta, pero todavía posible.
En su interior, la atmósfera creada por Guillermo Santomà aísla y la atención se dirige a una bola luminiscente, cuya esencia recuerda a aquel sol naciente con el que Olafur Eliasson inundó el Tate Modern. Ubicada en el fondo, riega con sus ledes a los visitantes que se aproximan y se contorsionan al son de una música aleatoria. No sé sabe si en algún instante dará comienzo un rito, aunque en el suelo, los círculos dibujados nos devuelven un poco al presente con ese pequeño rastro de limitación.
Bailar, sí, pero sin olvidar la prudencia. Guillermo Santomà altera la sala a través de la creación de este templo dedicado a la danza, donde juega con la luz, las dimensiones, el material e incluso el color; una costumbre también presente en otras de sus intervenciones como Cerralbo Santomà o After the end of the world.
Construida entre la poesía y la ingeniería por Guillermo Santomà, Pista de baile genera una conversación con la arquitectura y se convierte en un escenario completamente habitable. Con el patrocinio de la Fundación Sorigué y Simon en colaboración con Protopixel, la obra plantea una reflexión sobre los tiempos pasados, sobre la dimensión virtual de hoy o sobre cómo encarar los estados anímicos mediante el movimiento. Parece apocalíptico que algo tan inherente a lo humano se vea tan restringido. Seguro que el baile será la nueva revolución pospandemia.
