Tradición y modernidad son dos elementos que a menudo van de la mano en el mundo del diseño, sobre todo, cuando tienen raíces danesas. Eso es lo que quiere transmitir el diseñador danés Turi Heisselberg con sus piezas, un derroche de delicadeza y geometría en un material tan artesano como la cerámica y el gres.
Bajo el título de Facetted Shapes, la última obra de Turi Heisselberg se inspira en la geología y en el origami, pero también en la arquitectura y en los toscos objetos tridimensionales hechos por ordenador. Las esculturas, con sus múltiples ángulos, innumerables caras y sombras proyectadas se convierten en un auténtico pasatiempo para el ojo humano. Observarlas es como tumbarse, mirar al cielo y descubrir formas ocultas en un baile de nubes. Cada vez que dirigimos nuestra mirada hacia ellas, y según quién lo haga, parecen representar algo diferente. Pero estas nubes son rígidas y facetadas, y no las impulsa al cambio el viento, sino la manera en que la luz incide sobre cada uno de sus planos.
Se podría decir que es la materialización del cubismo en la era de los objetos. Cada una de las obras podría formar parte de un bodegón tridimensional inspirado en el mismísimo Juan Gris o Georges Braque, lleno de superficies verticales y diagonales que guían la mirada y generan nuevos volúmenes. Además, tan interesante resulta su forma como el espacio negativo que genera, un concepto que ya estudiaba en su primera colección, y que consistía en un paseo por los balaustres de los balcones de Copenhague reducidos a la cotidianidad de un jarrón.
Las tonalidades y texturas de sus trabajos parecen recrear un viaje interestelar por los planetas. El gres y la arcilla, trabajados a mano y con un esmaltado final completamente disimulado, hacen que el tacto se asemeje al de una piedra con sus poros irregulares y su granulado natural, lo que genera aún más matices. Los colores reniegan de la saturación y recorren las gamas pasteles, grises, ocres y tejas que recuerdan a una caja de tizas, pero añadiendo ligeros degradados que evocan la erosión y animan a la imaginación.
La maestría de su última colección no es casualidad, sino fruto de una vida entera dedicada a la cerámica que nace en la Kolding School of Design de Dinamarca y continúa recorriendo exposiciones y recogiendo galardones. Una auténtica exploración que se aleja de lo convencional para incidir en la búsqueda de urdimbres que dialogan entre lo tecnológico y lo natural.
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