El mundo ha parado. O mejor dicho, el mundo nos ha obligado a parar mientras él ha seguido girando sin descanso. Nos ha pedido un break en cuanto al ritmo frenético que llevamos, a nuestros hábitos de vida y a la manera que tenemos de consumir. Muchos de nosotros nos planteamos por primera vez esa nueva normalidad de la que tanto se habla ahora.
MO de Movimiento propone repensar el modelo de consumo desmedido
Pero para ser justos, hay gente que viene pensando (y actuando) en términos de sostenibilidad y consciencia social desde hace mucho tiempo. Prueba y resultado de ello es MO de Movimiento. Un restaurante sostenible que abrió sus puertas en Madrid pocos días antes de que la crisis sanitaria se precipitara, y lo vuelve a hacer ahora confiando en que sea de un modo definitivo.
MO de Movimiento fue concebido hace más de dos años con un objetivo claro: “repensar el modelo de consumo desmedido y las vulnerabilidades de un sistema económico que antepone el beneficio individual al colectivo”. Un proyecto liderado por Felipe Turell y Javier Antequera. Turell decidió cambiar la dirección de Derby Hoteles por un ideal empresarial basado en el liderazgo humano y en la práctica colaborativa. Y Javier Antequera dejó atrás dos décadas al frente de Lateral para unirse a Felipe en esta aventura de emprendimiento consciente, como ellos mismos lo denominan.
En un restaurante sostenible nada es superfluo
En esta línea de ética empresarial e impacto positivo, el diseñador y artesano Lucas Muñoz, comisariado por la Galería Machado Muñoz, ha sido el encargado de transformar el antiguo Teatro Espronceda en MO de Movimiento, un lugar vivo, que invitara a la reflexión no solo por su discurso estético, sino por el desarrollo de la propuesta en sí. Materiales recuperados, tecnologías tradicionales, productos artesanales, ecológicos y de alta calidad… Nada es casual. Nada es superfluo. El racionalismo llevado a un extremo bien entendido que reduce un 70% la huella ecológica.
MO de Movimiento es un restaurante que todo lo que tiene de discreto, lo tiene de inspirador. Acciones como la construcción de los bancos realizados con los propios escombros para reducir así el transporte que hubiera supuesto sacarlos de allí. El aprovechamiento de la luz natural gracias a ese gran patio central. Tinajas agujereadas en la dirección adecuada sobre las que descansa un ventilador, creando así un sistema de climatización natural de impacto cero. Uniformes hechos a partir de prendas de segunda mano adquiridas en organizaciones humanitarias, unificados cromáticamente con el óxido de los clavos obtenidos en la demolición. Y que además son para trabajadores que vienen de sectores en riesgo de exclusión social.
La oferta gastronómica de MO de Movimiento, como no podía ser de otro modo, es de temporada y procedente de mercados nacionales a excepción únicamente del café, que viene de Colombia. Y todo ello, con un ticket medio de 25-30€ como muestra de uno de sus valores fundamentales: la inclusión. Entendida como un programa de todos y para todos.
No es habitual encontrar un proyecto de las características de MO de Movimiento. Pero lo que sí tenemos claro es que debería marcar una tendencia. Por su modelo de negocio, por las soluciones sostenibles en el ámbito del diseño que Lucas Muñoz ha ideado en cada centímetro cuadrado del restaurante. Y porque comer bien, rodeados de una historia tan bien narrada, también forma parte del movimiento y de esa nueva normalidad.